«Todos podemos reconocer algo de nosotros mismos en un perseverante estudiante joven y estar de acuerdo en que nadie se beneficia cuando se separa a una madre trabajadora de su hijo», dijo Obama en su penúltimo discurso sobre el Estado de la Unión ante el pleno de las dos cámaras del Congreso.
Ante un legislativo bajo control republicano en ambas cámaras, Obama volvió a pedir una reforma migratoria y defendió la postura que le hizo aprobar en noviembre unos beneficios migratorios que aliviarán a 5 de los 11 millones de indocumentados que viven en el país.
Obama dijo creer que todavía es posible mejorar y, por ello, pidió a los republicanos que actúen y aprueben una ley sobre migración que confirme la tradición de Estados Unidos como «nación de leyes y nación de inmigrantes».
«Podemos pelear por los votos durante las campañas electorales subrayó Obama pero, seguramente, podemos ponernos de acuerdo en que el derecho al voto es sagrado y que se le está negando a demasiadas personas».
El presidente, que recibió el apoyo del voto hispano en 2012, recordó la marcha en defensa de los derechos civiles de 1965 de Selma a Montgomery, de la que ahora se cumplen 50 años y que llevó a la aprobación de la Ley de Derecho al Voto.
Para Obama, este símbolo de los logros del movimiento de derechos civiles de los años 60 debe servir de ejemplo para que «demócratas y republicanos se unan para hacer que votar sea más fácil para todos los estadounidenses».
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