Gerardo SalasPolitica BCRegional

El fantasma azul

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Su servidor aun no nacía cuando el panismo ya se había instalado en Baja California, volviéndonos desde 1989 un referente democrático a nivel nacional por ser la primera entidad federativa que elige un gobierno distinto al tricolor, aunque a nivel municipal ya se había dado alternancia.

De ese momento ya han pasado tres décadas en las que de manera ininterrumpida se había mantenido el blanquiazul a cargo del ejecutivo estatal. Se decía que ese partido se mantenía en el poder ya que nuestro estado es conservador y pro empresarial, pero los resultados en las urnas nos dejaban claro que se enfrentaban a  elecciones complicadas que se hacía notar la caída en la popularidad de sus gestiones.

Tuvieron que apoyarse de campañas negras, propuestas de campaña incumplibles, alianzas extrañas y otras prácticas poco ortodoxas para lograr mantenerse en la silla, aunque la mejor estrategia era una: escuchar al pueblo, atender sus necesidades.

Lo anterior podrían refutar señalando que es natural que un partido o ideología se desgaste con el paso del tiempo llegando a ser obsoleta. Si bien es cierto lo anterior, el desgaste político no responde a una cantidad de años o períodos de gobierno: es inversamente proporcional a la capacidad de reinventarse y dar resultados.

El ejemplo más claro es la Ciudad de México. Desde que se elige de manera democrática a su jefe de gobierno (ahora gobernador), la izquierda se ha mantenido en el poder con porcentajes altos en las urnas; tan es así que programas sociales nacidos en la capital como la pensión de adultos mayores fue replicada en otras entidades e incluso en su momento por el gobierno federal en tiempos pre obradoristas. La transición sólo se ha visto en las alcaldías (antes delegaciones) sobre todo logrando popularidad las opciones de derecha en aquellas con mayor ingreso.

Las noticias se han centrado en discutir sobre si deben ser dos o cinco años el periodo de gobierno que encabeza el ingeniero Jaime Bonilla, cuando resulta banal ante el hecho que se logró un cambio histórico en Baja California, con un resultado contundente en las urnas. El cambio inició desde el primero de noviembre aunque quitar de raíz los malos resultados de treinta años de los gobiernos panistas es una tarea primordial para la que se necesitará de esfuerzo y paciencia.

A lo anterior hay que sumarle que la transición no se dio de manera aseada por lo que ahora en el inicio de actividades se están viendo reflejado esto desde cuestiones como falta (o nula) información respecto a las dependencias, ausencia de mobiliario, malas condiciones en las instalaciones así como del equipo, e incluso casos donde antes de dejar su puesto los titulares recortaron personal clave en dependencias, con el fin de que el nuevo gobierno tenga menor cantidad de equipo y mayor cantidad de funciones sobrecargando así las actividades y retrasando los resultados a la población. Además que hay personal que laboraba en la administración anterior que se encuentra en búsqueda de medidas legales para mantenerse en su puesto así como así. Como escribí en mi columna de la edición anterior, la 4T en Baja California traerá mejoras que llevamos esperando por décadas, de eso no hay duda, aunque el fantasma azul seguirá rondando en los pasillos para complicar la vida a la administración morenista. La buena noticia es que ya inició el exorcismo.

IoT, ¡la nueva revolución tecnológica ya está aquí!

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