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El drama en el Alto Golfo de California: supervivencia, dignidad y peligro de extinción

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Supervivencia, dignidad y la amenaza de exterminio de dos especies endémicas parecen ser las palabras clave para resumir el conflicto en el Alto Golfo de California, en donde se confabulan seres humanos que sobreviven de los recursos del mar, dos especies en peligro de extinción, una autoridad que ha fracasado en su intento de protegerlas, y grupos ambientalistas internacionales que presionan desde sus muy particulares intereses, y cuya presencia en aguas mexicanas detonaron recientemente un enfrentamiento entre pescadores y autoridades.

El conflicto entre pescadores y gobierno en el Alto Golfo de California no inició hoy ni tiene visos de solución pasado mañana. La primera demanda que han puesto sobre la mesa dirigentes y pescadores es que las organizaciones ambientalistas “saquen las manos” del diferendo con el gobierno mexicano, que en marzo pasado tuvo un episodio violento entre presuntos pescadores furtivos, un navío extranjero y la Armada de México, el cual concluyó con una persecución en tierra y un pescador malherido.

La tensión persiste, puesto que los pescadores cada vez tienen más vedas, más zonas prohibidas y por lo mismo, menos mar dónde buscar el sustento al que tienen derecho como cualquier otro mexicano.

A su vez, autoridades, científicos y ecologistas empuñan la defensa de la vaquita marina y la totoaba (dos especies endémicas del Alto Golfo de California) para evitar su exterminio, como argumento principal para aplicar ahí, vedas y acciones punitivas contra la pesca furtiva, más el indeseable patrullaje de embarcaciones de grupos conservacionistas que se han atrevido, incluso, a incautar artes de pesca de los lugareños.

Para dirigentes y pescadores de la zona en pugna, todo cabe en una mesa de discusión y negociación con las autoridades, menos la presencia de navíos extranjeros en aguas territoriales mexicanas. Los pescadores ribereños de San Felipe y Golfo de Santa Clara le han dicho al gobierno que los asuntos de pesca en aguas mexicanas se deben resolver “entre mexicanos”.

Y tienen razón, porque la amenaza de extinción de ambas especies sigue más vigente que nunca, no obstante, las medidas adoptadas por el gobierno mexicano a contrapelo de los intereses legítimos de los pescadores, y que han resultado un rotundo fracaso desde que, por ejemplo, en 2005 se manifestaron las primeras señales de que la vaquita marina estaba a punto de desaparecer del patrimonio natural de la Humanidad.

Los pescadores organizados de la zona tienen clara su visión del problema: “no defendemos la pesca ilegal, sino el trabajo digno de los pescadores y, por lo mismo, exigimos la expulsión inmediata de embarcaciones extranjeras que pisotean la bandera mexicana”, dijo para Revista Campestre el exdirigente de la Federación de Cooperativas de Pescadores Ribereños de San Felipe, Sunshine Antonio Rodríguez.

Por su parte, el ex dirigente de la Cámara Nacional de la Industria Pesquera de Ensenada, Carlos Hussong, ha ido más lejos en sus apreciaciones y considera a las organizaciones ambientalistas que intervienen en aguas del Alto Golfo de California como grupos “piratas, corruptos y espurios” que actúan interesadamente para provocar un boicot comercial contra el camarón mexicano.

Los esfuerzos erráticos gubernamentales

Desde el 2005, cuando el gobierno mexicano comprobó el dramático descenso del número de vaquitas marinas, ha encabezado algunos esfuerzos para tratar de frenar la muerte de esta especie. En el 2012 creó el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita Marina (CIRVA), y en el 2017 estableció un refugio denominado “El Nido”, acciones con las que se pretendía proteger de la extinción. En ese entonces los miembros de la Comisión eran optimistas. “Creíamos que sería fácil hacer aumentar los ejemplares un 4% cada año. “En cambio, hubo un descenso del 18,5 % anual”, reconoció el organismo gubernamental y científico.

FRASE DESTACADA: El dilema ambiental y económico ante el fracaso gubernamental.

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