Conocer los intereses, preferencias y hábitos del consumidor puede convertirse en la herramienta más poderosa con la que cuentan las organizaciones para impulsar su negocio.
Mañana es tu primer partido de tenis. Durante meses, has estado entrenando y publicando en tus redes sociales sobre el tema. Te hiciste seguidor de las cuentas de Roger Federer y Serena Williams.
Pronto, la página web en la que sueles comprar comienza a hacerte recomendaciones de productos que podrías adquirir para el gran día: raquetas, ropa deportiva, maletas, calzado e incluso suplementos alimenticios.
El “Gran Hermano” que nos observa tiene el objetivo claro de conocernos mejor de lo que nosotros creemos, para después monetizar esa información, ya sea ofreciéndonos algo que muy probablemente queramos comprar, o vendiendo servicios de publicidad a otras empresas que no han podido recabar nuestros datos.
¿Quién tiene mis datos personales?, ¿cómo los utiliza? y ¿de qué manera los protege?, son algunas de las preguntas que los usuarios se hacen con mayor frecuencia.
Atrás quedaron los tiempos en que las marcas que distinguen a un refresco o a una cadena de restaurantes eran las más valiosas del mundo. Hoy, existen tres nombres que se repiten en los primeros lugares de los rankings de valor de marca: Amazon, Google y Apple, tres gigantes en la industria de recabar datos.
¿Qué tienen en común estas marcas y qué las hace tan valiosas?, su enfoque en la tecnología. Como segundo aspecto, destaca que las tres empresas se han enfocado en desarrollar “ecosistemas de marca”, es decir, canales de comunicación donde los usuarios interactúan y llevan a cabo actividades que les interesan.
Tampoco es casualidad que cada una tenga su propia versión del “asistente virtual”; los nombres de Siri, Alexa y Google Assistant. En conjunto, esta clase de tecnología está diseñada para insertarse en dispositivos que acompañan todo el tiempo al consumidor y que recaban su información constantemente.
Las preocupaciones
La información y los datos de los consumidores son, por un lado, un factor que beneficia el desarrollo de las marcas, pero, al mismo tiempo, constituyen un tema delicado que genera diversas preocupaciones, sobre todo en lo que se refiere a la protección, privacidad y seguridad.
¿Quién tiene mis datos personales?, ¿cómo los utiliza? y ¿de qué manera los protege?, son algunas de las preguntas que los usuarios se hacen con mayor frecuencia. El año pasado, Mark Zuckerberg, fundador y CEO de Facebook, compareció ante el Congreso de los Estados Unidos para contestar duras preguntas sobre la forma en que protege los datos de sus usuarios, en respuesta a las revelaciones sobre un tercero que había extraído datos de la red social para elaborar perfiles psicológicos de los usuarios, con miras a la elección presidencial.
Por esta razón, podemos pronosticar que se avecina una ola de regulaciones, cada vez más estrictas. En Europa, por ejemplo, existe la General Data Protection Regulation (GDPR), una normativa muy estricta con respecto al manejo de la información de los ciudadanos que, gracias a su alcance extraterritorial, ha logrado que muchas empresas modifiquen sus políticas de recolección de datos.
En Deloitte, podemos apoyar en el tema de la Ciberseguridad, la cual juega ahora un rol fundamental para apoyar en el desempeño de la organización: uno de los grandes desafíos para las empresas u organizaciones consiste en proteger sus activos de información de la manera correcta frente a los peligros informáticos. Así también, con el tema de Ley Federal de Protección de Datos en Posesión de Particulares.
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