La exclusividad del sitio ha sido defendida como una forma de mantener el ambiente saludable, de equilibrio mental y espiritual con conciencia ecológica en el que viven sus habitantes.
México no deja de sorprender jamás con sus paisajes, los cuales no sólo son enigmáticos y llenos de historia, en un acercamiento con lo más noble de la naturaleza y el andar de nuestros ancestros.
También, México nos regala destinos que, además de ser un recordatorio de lo afortunada que es la nación en sus montañas, bosques y playas, nos atesoran los más grandes lujos y exclusividades, como lo es la fastuosa Costa Careyes, la cual se adentra entre una espesa vegetación tropical, en medio de Manzanillo y Puerto Vallarta, dos de los sitios más paradisíacos de la nación.
Costa Careyes es definida como una leyenda viva, y la cual, pese a ser una zona turística, irónicamente, muy pocos tienen acceso, lo que la ha convertido en el oasis oculto de la élite mundial desde su fundación en 1968.
En su sitio de internet, definen a Costa Careyes como un exclusivo complejo inmobiliario privado compuesto por Castillos con vista al Océano, Villas Privadas, Casitas y Bungalows, fundado por Gian Franco Brignone en 1968.
«Este exclusivo complejo playero privado, de propiedad y operación familiar continua, combina la sensualidad del Mediterráneo con una arquitectura única y la hospitalidad de México. La comunidad de Careyes es tan importante, hermosa y colorida como el lugar mismo. Excéntricos, elegantes, educados, multilingües y en general fascinantes, todos ellos son personajes. Asimismo, son los huéspedes los que se ven obligados a visitar esta tierra tan mágica. La combinación específica de belleza natural, arquitectura y estilo de vida sibarita de Careyes, la convierten en uno de los destinos más codiciados del mundo entre los conocedores», se lee en su sitio de internet.
Por Costa Careyes han desfilado centenares de personajes que van desde Paul Matisse, Gregorio Rossi di Montelera, James Goldsmith, Stevie Wonder, Egon von Fürstenberg, Lewis Hamilton, Mick Jagger, Robert de Niro, Barbra Streissand, Francis Ford Coppola, Salma Hayek y hasta el cantante Luis Miguel, quien se volvió un asiduo visitante desde que cumplió 20 años.
¿Y cómo se llega?
Para poder acceder a esta playa ubicada en la Costa Alegre se necesita tomar la carretera que conecta Manzanillo con Puerto Vallarta.
Es justo en el kilómetro 52 donde inicia la inmersión a este paraíso perdido cuyas icónicas estructuras se aprecian kilómetros antes de llegar al destino.
En Costa Careyes destacan dos enormes mansiones llamadas Sol de Oriente y Sol de Occidente, las cuales se ubican en los extremos de la Costa.
«Era la época en la que el Aga Khan IV estaba construyendo en Cerdeña el complejo de Costa Esmeralda. A mi padre le gustó el concepto y decidió replicarlo», explica Giorgio Brignone, hijo del fundador y presidente de la Fundación Careyes, en una antigua entrevista para Vanity Fair.
¿Cómo vivir o visitar el lugar?
Para blindar la idea original de crear una comunidad amigable se establecieron varias reglas y condiciones, desde las primeras edificaciones que se erigieron en la zona, en un proyecto en el que estuvo involucrado el arquitecto italiano Alberto Mazzoni y supervisado por Luis Barragán.
Uno de los requisitos más conocidos es que todos los inmuebles deben seguir los mismos lineamientos de construcción para mantener la simetría surrealista que ha hechizado a miles de visitantes, además de que los proyectos deben ser aprobados por un comité especial, mismo que se encarga de revisar, entre otras cosas, que ninguna de las casas tenga ángulos, todo debe ser redondo.
En total, Brignone estableció 27 condiciones para vivir en Costa Careyes, las cuales han pasado a ser reglas no escritas desde que el fundador delegó sus funciones administrativas. Entre los requisitos que estableció el italiano está ser una persona políglota, haber cometido «los siete pecados capitales» y «poder apreciar la música del cielo, la tierra y el mar», lo cual va en sintonía con una de las principales actividades que se realizan en este sitio, las terapias curativas con sonido.
El requerimiento de ser políglota, explica Giorgio Brignone, es una especie de acuerdo implícito en la zona, al igual que pertenecer a una familia adinerada, de «clase alta europeizada», pues de lo contrario los visitantes podrían sentirse fuera de lugar, a pesar de que se considera de mal gusto hablar de dinero y negocios durante su estadía en este sitio donde los inmuebles (escasos 65 departamentos) rondan entre el millón y los 10 millones de euros (entre los 1,13 y los 11,37 millones de dólares).
«Giovanni Agnelli, fundador de Fiat, era uno de los inversionistas potenciales. Pero la primera vez que vino un animal, mordió a su sobrinita, se asustó y finalmente no compró. Mi padre estaba totalmente desesperado porque asociarse con Agnelli era como hacerlo con Rockefeller. Agnelli quería construir 20 hoteles, tres canchas de golf y dos marinas. Si hubiésemos hecho eso, Careyes no sería lo que es ahora», confesó Giorgio, también en Vanity Fair.
En su página oficial se promociona la venta de propiedades, pero no se especifica ningún requerimiento. No obstante, toda la información de compraventa se maneja únicamente por correo electrónico.
La exclusividad del sitio ha sido defendida como una forma de mantener el ambiente saludable, de equilibrio mental y espiritual con conciencia ecológica en el que viven sus habitantes, quienes lo mismo participan en terapias de sonido como en jornadas de meditación.
A pesar del misticismo y la secrecía con la que se ha mantenido este lugar a lo largo de los años, no ha evitado ser testigo del cambio de paradigma que ha tenido la élite y la farándula respecto a la privacidad. Mientras por décadas la aristocracia mundial mantuvo en secreto su vida privada, en los últimos años las personas más adineradas del planeta han cambiado el juego y algunas han amasado su fortuna exponiendo los más íntimos detalles de su vida.
Un ejemplo claro es la socialité Kylie Jenner, quien en enero de 2021 visitó Costa Careyes y no tuvo ningún reparo en compartir varias imágenes de un sitio que prefiere mantenerse oculto. La visita, además, le valió varias críticas por apropiación cultural ya que el viaje fue parte de las negociaciones para lanzar su marca de tequila.
El único hotel de la zona es Club Careyes y ofrece servicios exclusivos como chef particular, cinco «infinitas piscinas» y acceso a dos canchas de tenis. Otra forma de hospedarse es rentando alguno de los bungalows dispuestos en la zona o rentando una de las propiedades directamente con los dueños, quienes suelen visitar la Costa sólo unas veces al año, ya sea por día o por meses.
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