Baja California, liderando el empoderamiento de las mujeres

Por: Wendy Plascencia/Politóloga experta en sociedad y cultura

El mes de marzo es la oportunidad para visibilizar la lucha por la libertad y la posición que ha logrado la mujer a lo largo de los años, destacando el trabajo colectivo de todas las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad, y cómo este esfuerzo conjunto ha contribuido a la libertad y el empoderamiento femenino en la actualidad.

Es un momento para reconocer el progreso que se ha logrado gracias al trabajo incansable de mujeres en todos los ámbitos de la sociedad. Desde líderes políticas hasta madres trabajadoras, desde emprendedoras hasta maestras, las mujeres han dejado una huella indeleble en la historia de nuestra región y del mundo.

En este contexto, es especialmente inspirador ver cómo la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) en su campus Mexicali ha dado un paso significativo al convertirse en la primera institución en América Latina en unirse a un programa global de liderazgo para mujeres. Este programa, en colaboración con la Academia Mundial para el Futuro de la Mujer (WAFW), tiene como objetivo empoderar a mujeres jóvenes de todo el mundo para que asuman roles de liderazgo en sus comunidades y más allá.

Este modelo educativo está alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, adoptados en 2015. Estos objetivos son una hoja de ruta para abordar los desafíos más urgentes que enfrenta nuestro mundo, desde la erradicación de la pobreza hasta la protección del medio ambiente. La igualdad de género es uno de los 17 objetivos, y su logro es fundamental para el éxito de la Agenda 2030.

La Agenda 2030 es un compromiso global para transformar nuestro mundo hacia uno más justo, sostenible e inclusivo. Es un llamado a la acción para todos los países y sectores de la sociedad, reconociendo que solo a través de la colaboración y la solidaridad podemos enfrentar los desafíos que enfrentamos como humanidad.

A pesar del progreso realizado desde la adopción de los ODS en 2015, todavía nos queda mucho trabajo por hacer. Estamos en la mitad del camino hacia el año 2030, pero aún no hemos alcanzado la mitad de nuestras metas. Esto subraya la urgencia de redoblar nuestros esfuerzos y adoptar iniciativas innovadoras que nos ayuden a avanzar hacia un futuro más sostenible.

En este sentido, el empoderamiento y el liderazgo de las mujeres son fundamentales. Capacitar a las mujeres para que asuman roles de liderazgo en todos los ámbitos de la sociedad no solo es una cuestión de justicia, sino también una estrategia inteligente para alcanzar nuestros objetivos de desarrollo.

Estoy segura de que esta iniciativa educativa implementada en nuestra región fortalecerá el liderazgo femenino, la representación y la voz de las mujeres en la toma de decisiones, lo que a su vez conducirá a soluciones más inclusivas y efectivas para los desafíos que enfrentamos.

Nuestro estado aspira a convertirse en un referente internacional al priorizar el liderazgo femenino como un motor esencial para el progreso y la equidad en nuestra sociedad.

A medida que celebramos los logros del pasado, es crucial seguir preguntándonos si estamos tomando medidas suficientes para garantizar un futuro más inclusivo y justo. ¿Estamos creando oportunidades equitativas para el crecimiento y desarrollo de todas las personas, independientemente de su género? ¿Estamos desafiando activamente los estereotipos de género y promoviendo una cultura de igualdad y respeto? Estas son preguntas importantes que debemos considerar en nuestro camino hacia un mundo más equitativo.

Al final, comprender el papel del liderazgo femenino en la democracia y la ciudadanía es comprender los valores fundamentales que sustentan nuestra sociedad moderna: libertad, igualdad y solidaridad. Al honrar y promover el liderazgo de las mujeres nos acercamos a la realización plena de nuestro potencial como sociedad.