By La Baja 500, un evento que posiciona a Baja California en el panorama mundial del deporte.
En un escenario donde las marcas buscan experiencias memorables y los destinos turísticos compiten por diferenciarse, la SCORE Baja 500 ha encontrado la fórmula perfecta, al convertir el desierto en espectáculo, la tierra en narrativa y la adrenalina en herramienta de marketing global.
Y es que cada año, Baja California deja de ser una coordenada en el mapa para transformarse en una plataforma viva de branding territorial.
La edición 2025 no fue la excepción, y Ensenada se consolidó como el escenario natural de una de las carreras más icónicas del off road mundial, atrayendo a marcas, medios y creadores de contenido con un lenguaje que trasciende lo deportivo y entra en el terreno de la experiencia.
Durante cuatro días, Ensenada volvió a rugir. No solo por el sonido de los motores o la vibración en la tierra, sino por el eco global de un evento que va mucho más allá del automovilismo: la SCORE Baja 500, una carrera que no necesita presentación entre los amantes del off road, se convirtió —una vez más— en un escaparate natural para proyectar a Baja California como un destino donde se cruzan la aventura, la cultura y la velocidad.
Con 208 equipos provenientes de 10 países y 27 estados de EE. UU., esta edición 2025 confirmó lo que muchos ya sabían: que el desierto bajacaliforniano es la meca del off road mundial. No hay escenario más icónico que sus sierras, brechas y paisajes costeros para poner a prueba máquinas y humanidad en partes iguales.
Uno de los momentos más comentados fue la participación de Juanpa Zurita, creador de contenido e influencer, quien no solo compitió, sino que documentó su experiencia para millones de seguidores. Sus videos, cargados de adrenalina, se convirtieron en cápsulas promocionales espontáneas que llevaron a Ensenada a las pantallas de nuevas audiencias: jóvenes, urbanas y ávidas de experiencias extremas.
Y aunque todo gira en torno a la competencia, la Baja 500 también es un ritual colectivo: campamentos improvisados en medio del desierto, parrillas encendidas al anochecer, niños ondeando banderas al paso de las motocicletas, familias enteras siguiendo a sus pilotos favoritos. La ruta no solo se corre, también se habita.
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