By Que nadie tenga duda, en Jalisco ha comenzado nuevamente un enfrentamiento entre el Estado y la delincuencia, entre los buenos mexicanos y los malos. El General Cienfuegos Secretario de la Defensa Nadional reconoció el fiel y leal trabajo del Ejército y le aplaudió a los buenos mexicanos.
En su informe correspondiente a 2014, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la Organización de las Naciones Unidas (JIFE) alertó sobre el crecimiento en la incautación de metanfetaminas en diversas partes del mundo.
En la frontera de México con Estados Unidos, los decomisos de ese enervante habían aumentado “notablemente”. En 2008 las autoridades estadounidenses habían incautado dos toneladas. En 2012 lograron incautar diez.
Según la JIFE, en los últimos años llegó tal cantidad de metanfetamina a Estados Unidos, que los precios se redujeron en un 70% desde 2007, y la pureza de la droga aumentó 130% en el mismo periodo.
El informe señalaba que la fabricación de metanfetamina en México había crecido como nunca antes y que el crimen organizado mexicano había extendido su influencia en el trasiego de esa sustancia hasta el continente asiático, en particular a Japón, en donde los decomisos alcanzaron, en 2012 y 2013, cifras históricas: 400 kilos el primer año, 847 el segundo.
Detrás de esa industria boyantísima se encuentra un cártel que a lo largo de cinco años el Estado mexicano no volteó a mirar jamás. Un cártel que en sólo unas horas logró movilizar a 500 personas, quemar once bancos, cinco gasolineras y 36 autobuses, y logró bloquear doce puntos carreteros: poner a 25 municipios en el ahora famoso “código rojo”.
El Cártel Jalisco Nueva Generación.
En la década pasada, el cártel de los hermanos Valencia, conocidos como “los reyes de las metanfetaminas”, fue expulsado por los Zetas del estado de Michoacán. La organización se refugió en Jalisco, donde sobrevivió en alianza con el cártel de Sinaloa, dirigido por Joaquín El Chapo Guzmán.
Los últimos líderes del grupo de los Valencia perdieron el control de esa organización entre 2009 y 2010. Óscar Orlando Nava Valencia, El Lobo, fue detenido en una casa de descanso en Tlajomulco de Zúñiga, muy cerca del aeropuerto de Guadalajara. Poco después cayó en poder de las autoridades su hermano Juan Carlos Nava Valencia, apodado El Tigre.
El poder que había quedado vacante fue reclamado por una fracción del cártel de los Valencia que sería conocida como Los Torcidos (es decir, los traidores: sus compinches creían que esa fracción había entregado a El Lobo a las autoridades). Su líder era Nemesio Oseguera Ramos, alias El Mencho.
Según un reporte del gobierno estatal, otra fracción del cártel, conocida como La Resistencia, y liderada por Ramiro Pozos Gil, alias El Molca, se opuso a que Oseguera asumiera el mando.
Vinieron ejecuciones, ataques, cuerpos desmembrados. La visión pavorosa de racimos de hombres colgados.
Pozos Gil se alió con los líderes de La Familia Michoacana, Nazario Moreno, El Chayo, y Jesús Méndez Vargas, El Chango. Nemesio Oseguera, por su parte, fundó el Cártel Jalisco Nueva Generación, CJNG.
El Molca fue detenido en septiembre de 2012, mientras La Familia Michoacana se dividía y finalmente era arrasada por un nuevo grupo: Los Caballeros Templarios (hoy en vías de extinción).
Nemesio Oseguera Ramos quedó dueño del campo: desde que uno de los jefes del Cártel del Pacífico, su aliado Ignacio Coronel, fue abatido por el Ejército en el año 2010, él recibió la orden de recomponer “el grupo de Jalisco”.
No sólo lo recompuso. Extendió el poder del cártel a Michoacán y Colima, lo llevó luego a otros seis estados del país, y hoy existen registros de la presencia del CJNG en Asia y Europa.
Filipinas reportó en 2013 decomisos de metanfetaminas por un total de 837 kilos. El año anterior se habían decomisado sólo 113 kilos. Según la JIFE, en tal aumento tomaron parte activa narcotraficantes mexicanos.
Declaraciones vertidas a las autoridades por miembros detenidos del CJNG revelan que el crecimiento explosivo de este grupo surgido en 2010 contó con la complicidad de funcionarios de alto nivel de la pasada administración estatal.
Si lo que está vertido en esas declaraciones es cierto, el ex gobernador Emilio González Márquez y algunos miembros de su círculo cercano tendrán que dar amplias explicaciones a los ciudadanos que gobernaron, y a los que el poder de fuego del Cártel Jalisco Nueva Generación hundió en el terror la semana pasada.
En tercera persona / Hector de Mauleón
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