Edición Impresa

Federico, “El Conquistador”

0

José Galicot Behar / Empresario, educador y filántropo

Decía mi amigo Federico, gran conquistador: “yo no le tengo miedo a luchar por el amor de una mujer si mi contendiente es más guapo que yo.

Si es más joven que yo, no le tengo miedo. Si es más rico que yo, no le temo. Si canta bonito y mejor que yo, sin duda lo derrotaré. Si es más fuerte que yo, lo venzo. Con el que me rindo, me doy, y ni siquiera intento luchar, es con aquel que…tenga más tiempo que yo”.

Como ustedes pueden leer, Federico tenía una clara noción de las relaciones entre hombre y mujer.

Él siempre señalaba que “una buena técnica es hacerlas reír, bromear, que se relajen, que la dama a ser conquistada se encuentre bajando la guardia porque la risa la tranquiliza”.

Por supuesto — continuaba Federico—, si cantas bien, tienes buen aspecto, haces gestos como regalar flores o mostrar cortesías como abrir y cerrar puertas, o tal vez llevar una serenata, escoger una melodía que le guste y que penetre profundamente en su mente, convirtiéndose en una forma de comunicación incluso cuando no están juntos, son buenos métodos para halagar.

Cierto día, mientras estaba en la escuela secundaria, un amigo le preguntó a Federico cómo podría conseguir una novia. Federico le respondió: “Vamos a usar el sistema de ‘tiro de ráfaga’. Vas a declararte, una por una, a todas las muchachas de primero de secundaria. Si no resulta, continuarás con las de segundo. Y si tampoco funciona, probarás con las de tercero. De seguro, entre estas 40 ó 50 chicas, alguna te dirá que sí. Y bueno, si no te enamoras de ellas, prácticas y luego usas las técnicas adquiridas con tu verdadero amor”.

Federico se inspiraba en el autor español Enrique Jardiel Poncela, quien escribió el libro “Pero hubo alguna vez 11 mil vírgenes”, el cual recomendamos entusiastamente. En esta obra, el personaje central enamora a 37 mil chicas, de las cuales dice: “las mujeres abrazan la manera de pensar del hombre que las abraza”. Además, el libro incluye una serie de frases que ofrecen una visión clara de la conquista, hasta que el protagonista se encuentra con una chica llamada Vivola Adamant, quien lo supera con 48 mil éxitos. Al enamorarse de ella, pierde todas las tácticas sabias que le habían ayudado a triunfar.

Dice Federico que el más sexual de los instrumentos es el cerebro por lo tanto tienes que acariciar la mente provocando diversión y satisfacción.

Un acróstico que me sugirió Federico para pedir sutilmente una caricia es el siguiente:

Dime cuando hayas leído

Atenta y con gran cuidado

Mis versos, y si has hallado

En ellos lo que te pido

Una cosa sólo ha sido

Nada malo en ello encierra

Búscalo si lo has hallado

Entonces sin recelo di
Si yo te lo doy a ti
O tú me lo das a mí

Si no consigues tu cometido, por lo menos harás a la chica sonreír o sonrojarse y es un buen principio. Eventualmente, amigo lector, te compartiremos las aventuras de Federico “El Conquistador”.

Cristina Hermosillo, generando confianza en el crecimiento de Tijuana

Previous article

Por unas nuevas élites en México

Next article

You may also like

Comments

Comments are closed.