La modelo Qandeel Baloch, célebre y polémica en Pakistán e India por los vídeos de contenido erótico que compartía en las redes sociales, ha muerto estrangulada por su hermano en un nuevo crimen de los conocidos como «de honor», y que son cometidos por familiares por una afrenta moral. La joven de 25 años, cuyo verdadero nombre es Fauzia Azeem, estaba visitanto a sus padres en la localidad de Multan, en la provincia oriental de Punyab, según ha informado el jefe de la Policía local, Azhar Akram. Recientemente había concedido una entrevista en la que explicaba cómo rechazó someterse a un matrimonio concertado cuando tenía 17 años y reivindicaba el poder de la mujer para luchar para conseguir sus objetivos.
La presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán (HRCP), Zohra Yusuf ha confirmado que el asesinato de Baloch «es otro caso de crimen de honor», y ha revelado que pudo ser motivado por unas polémicas fotos muy comentadas en prensa y redes sociales, en las que la joven se hacía un selfie con un conocido clérigo. Según esta comisión, 262 mujeres han fallecido en lo que va de año víctimas de crímenes de honor, 84 de ellas por elegir marido sin el permiso de la familia y 149 por mantener «relaciones ilícitas»
Los padres de Qandeel Baloch han relatado a la Policía que su hijo Waseem la había amenazado por el tipo de vídeos que colgaba en redes sociales como Facebook, donde cuenta con casi 730.000 seguidores, y le había ordenado que cesara por completo su actividad en la red. El nombre de la modelo ocupaba el puesto nueve en número de búsquedas en Google en 2015.
Según la Policía pakistaní, la joven no había solicitado protección oficial. Sin embargo, el diario local The Express Tribune, asegura que Baloch había pedido en repetidas ocasiones al Ministerio de Interior paquistaní que la protegiese. De acuerdo con este medio, alertó de amenazas continuas y «al no recibir respuesta» se había planteado abandonar el país. «Sé que no me van a proporcionar seguridad y no me siento segura, por lo que he decido marcharme al extranjero con mis padres», había confesado la joven celebridad al diario.
Baloch colgaba fotografías y vídeos domésticos en las redes sociales que reproducían miles de internautas. En ellos, la joven realizaba posturas sugerentes o hacía bailes como el twerking, conocido en América Latina como «perreo», y que se popularizó con el triunfo del reggaeton.
En 2015 se dieron casi mil casos de crímenes de honor, de acuerdo con la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, que alerta de que esas cifras esconden una realidad aún mayor que queda fuera de los registros por la falta de denuncias. Los llamados «crímenes de honor» son muy habituales en el sur de Asia y suelen implicar a familiares que vengan lo que consideran una afrenta que contraviene la conservadora moral tradicionalista.
El primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, prometió medidas legislativas contra los crímenes de honor tras ver el documental de esta temática con el que la cineasta Sharmeen Obaid Chinoy ganó este año su segundo Óscar: A Girl in the River: The Price of Forgiveness.
Fuente El País
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