Liu Lingchao, un chino de 39 años, lleva seis años viajando a pie cientos de kilómetros y cargando a cuestas una casa fabricada con materiales de desecho que él mismo recicla, lo que le ha hecho famoso en China y le ha granjeado el apodo de «hombre caracol».
Liu, nativo de la ciudad de Liuzhou, en el sur del país, recorre cientos de kilómetros de su región, Guangxi, para recolectar botellas de plástico, ropa usada y otros materiales que vende por el camino para poder vivir, aunque algunos de ellos los reutiliza para su casa portátil.
Con esto cubre un armazón de estacas de bambú que con el paso de los días se va convirtiendo en una cabaña andante que transporta a mano y con la que se guarece de las inclemencias del tiempo.
Para llevarla de aquí para allá, Liu no tiene mas que introducirse en ella, colocarse el armazón de bambú en los hombros, erguirse para alzar toda la estructura y caminar.
Lo hace lentamente, otra característica que le asemeja a los caracoles, ya que los 60 kilos que pesa la vivienda no le permiten una gran velocidad ni recorrer largas distancias, aunque algunos días llega a viajar con su casa 20 kilómetros.
De esta guisa Liu recorre cada año los cerca de 500 kilómetros que separan su ciudad natal de Wuzhou, primero en un sentido y después en el opuesto, lo que le cuesta varios meses, relata la agencia oficial China News.
El tiempo va deteriorando su «casa», por lo que Liu tiene que hacer aproximadamente una vez al año otra nueva, y la de esta temporada, según informó hoy el portal de noticias Tencent, es más llamativa que la de otros años.
Está decorada con flores de plástico y cintas de colores, por lo que muchos internautas han publicado fotos de ella en las redes sociales cuando Liu ha pasado por sus localidades.
Esto ha dado cierta fama al «hombre caracol», aunque Liu, según la web de noticias, es poco dado a hablar con extraños y no le gusta que le hagan fotografías, por lo que no suele conceder muchas entrevistas.
En una de las pocas veces que habló con la prensa, Liu contó que hace años vivió dramáticas experiencias (su padre falleció en un accidente, su mujer se divorció de él, perdió el trabajo y fue desahuciado), y que desde entonces ha tenido miedo de vivir en una casa convencional por «temor a que todo se le cayera otra vez encima».
También relató que la idea de una casa móvil nació después de años de vagabundeo, cuando logró un trabajo de unos días de duración en los que se construyó una casa de bambú y tela que poco después tuvo que dejar con gran pena, por lo que pensó en que la siguiente que hiciera la llevaría a todas partes.
Liu no es el primer ciudadano chino que acude al ingenio para resolver el universal problema del acceso a la vivienda: en 2010, un arquitecto llamado Dai Haifei, de 24 años, construyó en un jardín una pequeña choza con forma ovoidal en la que vivió varios meses, hasta que fue desmantelada. Aquella «casa huevo», que también ganó fama mediática, recordaba en forma y tamaño a las de Liu, aunque no era portátil.
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