Asia-Oriente

Sri Lanka y Filipinas esperan al Papa Francisco

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En su viaje a Corea del Sur, el Papa Francisco tendrá la oportunidad de dirigirse a los líderes de China mientras sobrevuele el país, cuyo Gobierno comunista no permite a los católicos reconocer su autoridad.
Francisco, que abandona Roma el miércoles, envía telegramas a los líderes de los países a los que sobrevuela. Los mensajes rutinarios raramente son noticia, pero esta vez hay mucha expectativa por lo que el Pontífice tiene que decirle a China.
El hecho de que se le haya permitido cruzar el espacio aéreo chino -algo que Juan Pablo II no logró en sus visitas a Asia- es visto como un paso positivo, por más que sea pequeño, en las usualmente tirantes relaciones entre el Vaticano y China.
«Esto es claramente un signo de distensión», dijo el padre Bernardo Cevellera, jefe de la agencia AsiaNews, con sede en Roma, y un especialista sobre la Iglesia Católica en China.
«Pero el milagro sería si (el presidente chino) Xi Jinping responde con su propio telegrama, y lo que diga», agregó.
El Vaticano no tiene relaciones formales con China desde poco después de que el partido Comunista llegara al poder en 1949. La Iglesia Católica en China está dividida en dos comunidades: una «oficial» conocida como la «Asociación Patriótica» que responde al partido, y otra subterránea que jura fidelidad solamente al Papa en Roma.
El punto de mayor fricción entre ambas facciones es cual tiene el poder para nombrar obispos.
«La Santa Sede favorece un diálogo respetuoso y constructivo con las autoridades para encontrar una solución a los problemas que limitan la práctica completa de la fe por parte de los católicos y que garantice una atmósfera de libertad religiosa real», sostuvo el secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, a una revista católica italiana.
El Vaticano ha mostrado por décadas señales de querer acercarse a China, pero uno de los grandes impedimentos es reconocer a Taiwán, un territorio al que Pekín considera como una provincia renegada.
El Papa argentino viajará el miércoles por la tarde, y durante su estadía de seis días en Corea del Sur dará una misa por la paz y la reconciliación en la catedral de Myeong-dong, en Seúl.
Las península de Corea está dividida desde la guerra que dejó a millones de familias separadas. Los vecinos viven un estado continuo de tensión desde el armisticio de 1953.
Líderes de la Iglesia Católica en Corea del Sur, que suma aproximadamente al 10 por ciento de la población de 50 millones de personas, dijeron que le pidieron al Norte que envíe una delegación a la misa de Francisco, pero que el Gobierno comunista dijo que eso no sería posible «por varias razones».
Corea del Norte avala oficialmente la libertad religiosa, pero efectivamente la prohíbe, y permite que algunas iglesias permanezcan abiertas para residentes y turistas. El número de católicos en el país no está claro, pero se cree que la mayoría son ancianos nacidos antes de la guerra.
Este será el tercer viaje al extranjero desde que Francisco se convirtió en Papa en marzo del 2013 y el primero de un Pontífice a Asia desde 1999.
Francisco volverá a Asia en enero, cuando visite Sri Lanka y Filipinas.

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