Los mercados brasileños, que reclaman cambios en la política económica, cerraron hoy en fuerte baja, decepcionados por la ajustada reelección de la presidenta Dilma Rousseff. La bolsa de Sao Paulo cayó 2.77%, a 50,503 puntos, aunque había llegado a desplomarse 6% minutos después de la apertura.
El real cayó 2,58% al cierre, cotizado a 2,52 por dólar, su menor valor desde 2005, tras desplomarse casi 4% al inicio del día. En la bolsa, las acciones de la gigante petrolera Petrobras cayeron 11.35% al cierre.
El mercado rechaza la injerencia del gobierno en la estatal petrolera y su política de subsidio del combustible. Petrobras es además blanco de denuncias de millonarios desvíos de dinero que habrían beneficiado al gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y a legisladores aliados.
«El mercado reaccionó al resultado de las elecciones. Una parte ya lo había anticipado la semana pasada [cuando la bolsa ya se contrajo 6.7%], después de que Rousseff avanzara en las encuestas», dijo a la AFP André Leite, analista de TAG Investimentos.
«Hubo algunos rumores de posibles candidatos a ministro de Hacienda, eso dio una tregua», explicó. «Si el próximo ministro es una persona más ortodoxa, al mercado le gustará, si no, puede empeorar», añadió.
En los mercados «hay una decepción total. La caída de la bolsa llegó a ser de 6% en la apertura, lo que refleja muy claramente el ánimo tras el resultado de la elección», comentó a la AFP Alex Agostini, economista jefe de la calificadora de riesgo brasileña Austin Rating. «La evaluación de los mercados es que un nuevo gobierno de Rousseff significará sólo más de lo mismo», añadió.
El ministro de Hacienda, Guido Mantega, que dejará el cargo en el próximo mandato y cuyo sucesor se desconoce, afirmó hoy que el gobierno tiene «el desafío de recuperar el ciclo de expansión de la economía brasileña en 2015», con la «implicación de los actores y sectores económicos».
También dijo que está comprometido con «los fundamentos fiscales» para el control de la deuda y la inflación, y afirmó que la victoria electoral es una indicación de que la población aprueba la política económica.
Dilma Rousseff fue reelecta el domingo con 51.64% de los votos, un ajustado resultado frente al socialdemócrata Aecio Neves, que obtuvo 48.3% y era el favorito de los mercados al prometer un giro liberal en la economía.
«El primer desafío de la presidenta ahora será anunciar qué hará con la política económica y las cuentas públicas. Tiene que intentar recuperar la confianza» perdida de los sectores económicos, señaló José Francisco Lima Gonçalves, economista jefe del banco de inversiones Fator.
Rousseff prometió en su discurso la noche del domingo tomar medidas para «recuperar» el «ritmo de crecimiento». En la campaña, la presidenta criticó las propuestas de autonomía del Banco Central hechas por su contrincante y subrayó que los inversionistas no son los que eligen al presidente.
«La palabra más dicha durante la campaña fue cambio. Fui reelecta a la presidencia para hacer los cambios que la sociedad quiere», subrayó Rousseff en su primer discurso tras ser reelecta, y prometió adoptar medidas «para recuperar nuestro ritmo de crecimiento». Aún así, Rousseff también dijo que haría cambios en la política económica y que sustituiría a Mantega, en el cargo desde 2006 y que ya no agrada a los mercados.
Tras un crecimiento espectacular de 7.5% en 2010, la séptima economía mundial ha registrado una magra expansión económica en el primer mandato de Rousseff, menor incluso al de las demás potencias emergentes, y este año podría no crecer. A esto se suma una elevada inflación (6.75% en doce meses, por encima del techo de la meta oficial).
El primer semestre de 2014 sufrió una recesión técnica y tanto los mercados como el FMI esperan que el año concluya con un alza del PIB cercana a cero. A esto se suma una inflación de 6.75% en doce meses, por encima del techo de la meta oficial, aunque el desempleo todavía se mantiene muy bajo, en 4.9%.
«El primer desafío de Dilma Rousseff es reaproximarse al mercado. Tener un buen diálogo con el sector empresarial, el sector financiero que, sin duda, estaban muy descontentos con ella», dijo a la AFP el analista Marco Antonio Teixeira, de la prestigiosa Fundación Getulio Vargas en Sao Paulo.
Durante los doce años de gobierno del PT, más de 40 millones de brasileños salieron de la pobreza e ingresaron en la clase media gracias a subsidios directos para familias pobres, viviendas populares, enseñanza técnica gratuita y cuotas universitarias para negros y estudiantes de muy bajos ingresos. La presidenta promete ampliar estas conquistas.
Rousseff, formada en economía, defiende que su política económica le ha permitió mantener el desempleo en mínimos históricos (4.9%) y los salarios en un buen nivel tras doce años de gobierno del PT que sacaron de la pobreza a 40 millones de personas.
El viernes, justo antes de la elección y tras fuertes bajas en días anteriores, la moneda brasileña había cerrado con alza de 1.99%, y la bolsa había avanzado 2.42%. Esos retrocesos en el real y en la bolsa «están dejando a Brasil muy barato, es muy posible que se reviertan esas caídas, que atraiga a inversionistas», señaló André Perfeito, de Gradual Investimentos.
Como mostraron las masivas manifestaciones callejeras de 2013, los brasileños están hartos de la corrupción de la clase política. Rousseff, que se convirtió en la primera mujer presidenta de Brasil en 2011, también tiene como desafío enfrentar las denuncias de corrupción en la estatal Petrobras que corroen su partido y formar alianzas legislativas con un parlamento repartido entre 28 partidos políticos para poder gobernar.
«Mis primeras palabras son un llamado a la paz y la unión», dijo Rousseff la noche del domingo, y prometió en su discurso endurecer las penas contra la corrupción.
«La ajustada victoria de Dilma le aporta grandes desafíos: deberá unir al Brasil hoy dividido en dos con una gran animosidad; el PSDB tiene un sentimiento de odio y de aversión al PT a raíz de los escándalos de corrupción», dijo a la AFP Daniel Barcelos Vargas, analista político de la universidad privada Fundación Getulio Vargas en Rio.
La oposición socialdemócrata, fortalecida por su mejor resultado en las últimas cuatro elecciones presidenciales, hará una fuerte presión para que se investiguen las denuncias.
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