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Residuos orgánicos, un reto para Tijuana: CIGA

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Tijuana, BC 2016.- Los residuos orgánicos son lo más abundante de la “basura”, representan el 65% de los residuos sólidos urbanos, pero evitar que terminen en los más de 500 tiraderos clandestinos que tiene Tijuana, donde liberan gas metano a la atmósfera, es un reto que solo puede lograrse separándolos desde el punto de origen.

Así lo destacó José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), recordando que cuando la materia orgánica se descompone genera metano, un gas precursor de cambio climático y 20 veces más potente en el efecto invernadero que el dióxido de carbono (CO2).

Añadió que se trata de un gas natural útil como combustible limpio, pero indeseable si es liberado sin control a la atmosfera; explicó que hoy, solo en el mejor de los casos la mezcla de residuos sólidos urbanos termina en el relleno sanitario, pues muchos llegan a tiraderos clandestinos a cielo abierto, donde generan metano sin control y lo liberan a la atmosfera.

El director del CIGA comentó que no habrá gobierno que pueda separar residuos, dado que esto es un asunto de educación ambiental y se requiere la participación social; agregó que separando la fracción orgánica se puede elaborar composta, un mejorador de suelo para uso urbano o agrícola, jardinería, huertos urbanos e, incluso, con digestión anaeróbica controlada, para la generación de metano.

“Un mejor destino de residuos orgánicos es posible, solo si solo los separamos en el origen, en el punto de generación, es decir, con la contribución de todos como individuos responsables de nuestro consumo; si los separamos evitamos que se peguen a otros materiales y que ensucien los materiales que sí pueden ser reciclables”, expresó.

José Carmelo Zavala agregó que la materia orgánica tiene humedad, misma que genera lixiviados en el relleno sanitario, por lo que la compactación física puede ser también un problema serio de estabilidad en taludes y suelo.

Hay diferencias, explicó, según la fuente determinada por el patrón de consumo o nivel de “desarrollo” de una comunidad: a mayor capacidad de compra, mayor consumo de productos empacados y menor consumo de “frescos”, por lo que colonias o ciudades con menor «riqueza monetaria» consumen productos más frescos y con menos empaque o embalaje, lo que aumenta su fracción de residuo orgánico y reduce la de «reciclables».

Afirmó que la fracción orgánica «ensucia» a los reciclables, dificultando la separación, porque si los residuos de comida no se separan en «fresco», se pegan al material de empaque; sugirió limpiar con un poco de agua los reciclables para retirarles leche, jugo, tomate, frijoles, etcétera, lo que también contribuye a más higiene y menos malos olores.

Recordó que en Tijuana se generan casi 2 mil toneladas de basura al día, de ahí la importancia de la separación de residuos, pero más aún de generar menos residuos, cambiando los patrones de consumo, usando menos productos desechables y que desde la etapa de diseño de productos se piense en cómo generar menos residuos.

“Como otras veces, la punta del hilo, el paso crucial está en nuestras manos, en cada uno de nosotros, no en los gobiernos; es cierto que la responsabilidad es compartida, aunque diferenciada según las capacidades y responsabilidades”, finalizó José Carmelo Zavala.

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