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Reconsidera Olga Díaz su futuro político en Escondido

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En el 2012, tan solo unos meses después de ser elegida para su segundo mandato de cuatro años en el cabildo de la ciudad de Escondido, Olga Díaz comenzó a buscar desbancar al alcalde Sam Abed.

Estaba confiada, entusiasta, y convenció a la ciudad de que estaba preparada para un cambio importante dejando atrás a Abed y al liderazgo conservador de la mayoría en el cabildo. La candidata progresista latina ya había ganado dos elecciones para el concejo y afirmó que una encuesta demostró que podía ganar el puesto de alcalde.

Dos años más tarde, el día de las elecciones del 2014, Abed la venció por la asombrosa cifra de 24 puntos porcentuales.

¿Qué pasó? ¿Y qué sigue para Díaz?

A raíz de la derrota, Díaz dijo que su carrera política en la ciudad probablemente llegó a su terminó.

“Me interesaba ser alcalde de Escondido y no será así, por lo que voy a ser simplemente una residente”, dijo esta semana Díaz, de 38 años de edad. “Me quedan dos años de mandato. No estoy segura de tener algún valor político más. Perdí bastante mal, ¿o no?”

Dijo que piensa que lo que dio lugar a su pérdida fue una combinación de factores, incluyendo una de las cifras más bajas de votantes en la historia de la ciudad. Poco menos del 46 por ciento de los votantes registrados votaron en la contienda por la alcaldía.

Esa apatía de los votantes fue una gran decepción para Díaz, algo que dice aún está tratando de entender.

“Ha habido gente que recientemente me pregunta si ya pasaron las elecciones”, dijo. “¿En serio? Pasé dos años de mi vida y sentí que di el 100 por ciento. Es desmoralizante gastar tanto tiempo, tanto dinero, tanto esfuerzo y no tener el cien por ciento de participación”.

Díaz también dijo que su postura sobre dos temas polémicos en las elecciones de este año influyeron en derrocar su candidatura.

Hace unos meses anunció su apoyo a la Proposición H, la iniciativa del Escondido Country Club que habría permitido al desarrollador Michael Schlesinger construir hasta 430 viviendas en los terrenos del campo de golf abandonado.

Un año antes, Díaz fue parte de un voto unánime del cabildo de la ciudad que frustró el plan de Schlesinger mediante la adopción de una iniciativa de los ciudadanos que votaron por declarar la propiedad como espacio abierto.

El que Díaz haya cambiado de postura enfureció a centenares de residentes que viven en el área del Country Club. Prop. H perdió por un margen aún mayor que el que Díaz perdió contra Abed.

“Creo que fue el tema (principal) que me afectó negativamente”, dijo Díaz.

En octubre, también apoyó una controvertida propuesta para permitir un refugio para los niños inmigrantes no acompañados que entraron al país de forma ilegal, refugio que operaría dentro de una antigua casa de reposo al suroeste de la ciudad.

Díaz emitió el único voto en favor de la vivienda, diciendo en ese momento: “Puedo perder una elección, pero no voy a perder mi humanidad”.

Aunque la hace infeliz que su predicción se haya hecho realidad, dijo que no se arrepiente de haber tomado una posición sobre ambas cuestiones.

“Estaba convencida y comprometida con mis posiciones tanto en la H como en el refugio para niños”, dijo. “Hice lo lógico y adecuado para el mayor bien de la comunidad. Pero eso no es lo que fue recompensado. La gente en realidad no quiere que le digas lo que tiene que escuchar, quiere que le digas lo que quiere escuchar, y yo no hice eso”.

Abed ha dicho que el apoyo de Díaz a la Prop. H probablemente le costó un par de puntos, pero no fue un factor decisivo en la contienda. Dijo que perdió debido a quién es y la forma en que la ciudad la percibe.

“Cuando visité las primeras 2000 viviendas me quedó claro que la gente estaba muy preocupada por las políticas divisivas de Olga y su enfoque en cuanto a la inmigración ilegal y el origen étnico”, dijo Abed.

Abed dijo que su encuesta mostró 20 puntos desde el principio, una cifra que nunca se movió durante toda la campaña.

“Creo que ella cometió suicidio político en estas elecciones”, dijo Abed. “Creo que su carrera política en Escondido está acabada”.

Díaz admite que ser demócrata en el condado norte significa la imposibilidad de obtener un cargo más alto en la asamblea del estado.

Dijo que no ha tomado una decisión definitiva de si se postulará para un nuevo mandato al cabildo en el 2016, pero que cree en los límites del mandato y siempre dijo que solo iba a servir dos términos.

“Algunos de mis amigos o partidarios han dicho que (Abed) no tiene un mandato ya que solo una pequeña fracción de la población votó. Yo digo que las reglas del juego son que quien obtiene más votos gana. Ganó. Que lo aproveche. Se lo merece. Se acabó”, dijo.

Además, Díaz dijo que está desilusionada con la política. Los próximos dos años serán muy parecidos a los últimos seis, cuando a menudo se encontraba al lado de los perdedores 4 a 1 votos en las reuniones del cabildo, normalmente salpicados de tensos intercambios entre Díaz y la mayoría de los miembros del cabildo.

“He estado lidiando con eso durante los últimos seis años”, dijo. “Esto no es nuevo. Nada ha cambiado. Lo que yo esperaba era que hubiera un cambio”.

La exalcalde de Escondido, Lori Holt Pfelier, ahora directora ejecutiva del capítulo de Hábitat para la Humanidad de San Diego, no extraña estar al centro de la política en Escondido.

El viernes pasado dijo que estaba sorprendida de que el margen de la victoria de Abed hubiera sido tan grande, pero no se mostró sorprendida por la derrota de Díaz.

“A veces Olga es lo suficientemente valiente como para tomar una posición fuerte, pero a veces esas posturas fuertes no son apreciadas por la comunidad”, dijo.

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