El histórico anuncio del gobernador de California, Jerry Brown, de establecer por primera vez una restricción obligatoria para reducir en un 25 % el consumo de agua en el estado ha llevado al gremio de agricultores a adelantar que la medida generará un aumento en sus costos de producción.
«Es muy probable que veamos escasez en varios productos, con el correspondiente aumento en los precios», señaló Javier Arteaga, gerente de un mercado agrario de Los Ángeles.
Artega anotó que a consecuencia de la sequía, que ya se comenzó a notar desde finales del año pasado, un aumento en los precios de los productos, «será mucho más marcado al finalizar la primavera, cuando se note la disminución en los cultivos».
Agregó que para los cultivadores las nuevas restricciones anunciadas ayer por Brown no requieren recortes inmediatos, pero sí proyectan un clima incierto de oferta de agua por parte del estado y de posibles sanciones por su utilización inadecuada.
Para Juvenal Montemayor, dueño y fundador de La Jolla Farming, un viñedo en el Valle de San Joaquín, si la situación el año anterior era crítica, este año es desesperada.
Al no recibir agua del estado a través del Proyecto establecido, el empresario ha buscado la forma de optimizar sus propios recursos de agua del subsuelo conectando pozos a los campos de cultivo.
No obstante, Montemayor explicó a Efe que «no hay forma de obtener agua cavando un nuevo pozo» y agregó que según su experiencia, la espera para obtener agua de un pozo perforado en este momento puede ser de más de dos años.
Por otra parte, un estudio que será divulgado mañana por Risky Business resalta la gravedad de la situación sobre todo con la próxima temporada de verano que conoce un aumento en las temperaturas.
El informe calcula que entre 2020 y 2039 la temperatura promedio en California durante el verano se elevará de 76,3 F a 77,77.
De la misma forma, el número de días al año con temperatura superior a 95 F pasará de 36 a 43 días.
Para los campesinos, la situación posiblemente seguirá empeorando no a consecuencia de las medidas en sí, sino simplemente por el efecto devastador de la sequía que ya está en su cuarto año en el Estado Dorado.
«Las medidas no van a traer más agua a los cultivos sino solamente van a ayudar a que la poca que queda no se acabe tan rápido», declaró a Efe Rigoberto Morales, un coordinado de trabajadores agrarios del Valle de San Joaquín.
Según el campesino, que lleva más de 10 años trabajando en cultivos en el Valle Central de California, el problema se debió haber «empezado a resolver hace por lo menos cinco años».
Los trabajadores no sólo han visto recortadas sus horas de trabajo semanal, y por lo tanto sus ingresos, sino que muchos de ellos han sufrido la sequía de los pozos artesanos que proveían de agua a sus viviendas.
«Muchos no tenemos agua desde hace más de tres meses y nos toca defendernos con lo que nos dé el municipio o con la ayuda de algunos vecinos», dijo Morales.
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