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Plan México y educación técnica: La clave para el futuro del país

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Por: David Figueroa Zurita

Actualmente, México enfrenta grandes desafíos para consolidar su competitividad en un mundo en constante transformación. 

Siendo la educación un protagonista clave en esta ecuación, la formación técnica se presenta como una herramienta fundamental para impulsar el desarrollo económico y social del país.

En este contexto, el Plan México para la Educación Técnica, impulsado por la presidenta de México, la Dra. Claudia Sheinbaum, busca generar 150,000 profesionistas y técnicos al año. 

La estrategia es clara, y tiene como meta fortalecer la capacitación de jóvenes y vincularla con las necesidades del sector productivo mediante la implementación de un modelo de educación dual en el nivel medio superior.

Si queremos ser un país competitivo, debemos invertir en su recurso más valioso: su gente, siguiendo el ejemplo de países como Alemania y Suiza, quienes han demostrado que el sistema de educación dual es altamente efectivo. 

México tiene la capacidad de adoptarlo con éxito si se fortalece la cooperación entre empresarios y el sistema educativo, porque la educación técnica debe responder a las necesidades de industrias que van desde la manufactura, tecnología, energías renovables y logística. 

Ya no podemos seguir preparando jóvenes en competencias obsoletas para el mercado laboral, por lo que instituciones como el CONALEP jugarán un papel fundamental en este proceso. 

Este sistema educativo es ya un referente en formación, preparando generaciones de jóvenes con habilidades altamente valoradas en la industria. 

Y la efectividad de este plan en CONALEP se debe en gran medida al trabajo de su director nacional, Rodrigo Rojas Navarrete, quien ha consolidado una visión de fortalecimiento institucional para hacer de la educación técnica un pilar del desarrollo económico.

En este sentido, su liderazgo no es casualidad, sino el reflejo de una profunda vocación de servicio que ha cultivado a lo largo de los años. Esto se explica, en parte, porque proviene de una familia con una fuerte tradición en la educación y el servicio público. Su abuela, la entrañable maestra Ifigenia Martha Martínez, fue un referente del nacionalismo, la democracia y la igualdad, principios que definieron su grandeza, su visión y su ardua defensa del pueblo de México.

No es menor el hecho de que ella entregó la banda presidencial a la Dra. Claudia Sheinbaum en su toma de posesión, siendo un gesto cargado de historia y significado para el país.

El camino viable

Hoy, millones de mexicanos buscan una alternativa para estudiar y trabajar simultáneamente, y este modelo justamente brinda la posibilidad de ingresar al mercado laboral con capacitaciones de primer nivel, sin esperar hasta concluir una licenciatura para generar ingresos.

Soy testigo del impacto que la educación técnica puede tener en la vida de una persona. Me formé como técnico en informática en el CONALEP 2 de Tijuana, una institución que me proporcionó las bases para crecer profesionalmente y convertirme en empresario. 

Y gracias a esa formación, tengo el privilegio de ser líder del grupo empresarial que represento, diversificado en varias compañías de tecnología y negocios, porque no sólo adquirí conocimientos en informática, sino que también desarrollé la disciplina, la metodología y la mentalidad necesarias para emprender y construir negocios.

Lo más importante es que mi historia no es un caso aislado. Hay miles de jóvenes mexicanos con talento, ganas de superarse y la necesidad de oportunidades reales para su futuro. 

¿Qué debemos de hacer?

Para que este plan sea exitoso, la colaboración entre el sector empresarial y el gobierno es indispensable, asegurando que la formación continua esté alineada con los sectores estratégicos del país.

A pesar de los beneficios, persisten retos importantes. Uno de los mayores es cambiar la percepción sobre las carreras técnicas. 

Es necesario darles visibilidad, enfatizando la calidad de la formación, la pertinencia de los programas y las oportunidades que brindan. 

También es fundamental garantizar la permanencia de los estudiantes, mejorar la infraestructura y fomentar la participación de mujeres en áreas como la robótica, la mecatrónica y la ingeniería industrial.

Mi historia es una prueba de que la educación técnica abre puertas. Con mi conferencia «El sueño mexicano es posible», recorreré el país para compartir con los jóvenes que el éxito no es exclusivo de unos cuantos. Con carácter, metodología y pasión, cualquiera puede materializar su visión. La clave está en prepararse, aprovechar las oportunidades y hacer las cosas con excelencia.

Por ello, invito a los empresarios a sumarse a este esfuerzo, abrir espacios para el talento joven y contribuir en la formación de los técnicos y profesionistas que México necesita.

El cambio está en nuestras manos. Apostemos por un modelo que potencie creadores de soluciones, innovadores y futuros empresarios. 

Al invertir en educación técnica, fortalecemos la economía y elevamos la competitividad de México en el escenario global.

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