Tras el lamentable hecho en donde un avión de Germanwings chocó en los Alpes franceses el pasado 24 de marzo, las cosas no han sido las mismas ni para quienes usan este medio de transporte, ni para los pilotos.
Muestra de ello es lo sucedido en un vuelo de la misma aerolínea, entre Hamburgo y Colonia, y que tuvo lugar sólo un día después de la tragedia en Francia. A bordo del avión, los pasajeros no podían ocultar su nerviosismo, así que el piloto decidió acercarse a ellos, y con un emotivo discurso, logró dar confianza y relajar a los pasajeros.
El hecho fue compartido por la pasajera Britta Englisch a través de Facebook, y allí dio cuenta de las palabras que el piloto Frank Woiton, de 48 años, dirigió a los pasajeros. Tras haber saludado a cada uno de los usuarios del avión, Frank les aseguró que la tripulación también tenía ese mismo sentimiento de miedo e incomodidad, pero que él, como cada uno de quienes iban a bordo, también quería volver a casa sano y salvo, a volver a estar con su familia, así que haría todo lo que estuviera en sus manos para que llegaran con bien a su destino.
Tras las sinceras palabras de su piloto, los pasajeros se quedaron en silencio por unos momentos, y después estalló el aplauso de todos. Al parecer, su discurso sí logró un efecto positivo y de confianza en el avión, al menos así lo describe Britta Englisch.
La publicación que relataba el peculiar momento fue muy bien recibida en Facebook, en donde ha obtenido más de 335 mil »me gusta» y más de 20 mil compartidos.
Relación con Andreas Lubitz
Frank Woiton también dejó solo en la cabina al copiloto de la tragedia aérea de los Alpes, Andreas Lubitz, durante otro vuelo de la aerolínea alemana, explicó en una entrevista.
«Le recuerdo bien. Cuando volé con él, también abandoné mi lugar durante un breve momento para ir al baño», señala Woiton, quien asegura que no había nada que le llamara especialmente la atención de Lubitz, de 27.
Agrega que cuando compartieron cabina, el copiloto le habló de su formación, «de lo feliz que era» y «dijo que pronto volaría largas distancias y que quería convertirse en comandante».
«Dominaba muy bien el avión, lo tenía todo controlado. Por eso también lo dejé sólo en la cabina para ir al baño», indica Woiton.
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