Dos días después de que el Congreso dejara expirar el programa de los archivos telefónicos y otros relacionados con la lucha contra el terrorismo, el Senado dio el visto bueno al proyecto de ley por 67-32 y lo remitió al presidente Barack Obama, quien lo promulgó la noche de este martes.
Previamente, el Congreso aprobó los cambios sustanciales a las leyes de espionaje interno decretadas después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, en una iniciativa que cancela el controvertido programa con el que la Agencia de Seguridad Nacional compilaba grandes volúmenes de registros telefónicos, y lo sustituye con una medida más restrictiva que mantiene esos archivos en manos de las compañías telefónicas.
«Esta iniciativa de ley fortalecerá salvaguardas de las libertades civiles y brindará mayor confianza de la opinión pública a estos programas», dijo Obama en un comunicado. Algunos funcionarios dijeron que la reanudación de las actividades de compilación podría demorar varios días
La ley reanudará la mayoría de los programas cuya expiración permitió el Senado en una vertiginosa colisión de las políticas presidenciales con las políticas de seguridad nacional. Sin embargo, las facultades tendrán cambios importantes, legado de las explosivas revelaciones que hizo hace dos años Edward Snowden, quien laboró como contratista para la agencia, sobre el espionaje interno que efectuaba el gobierno.
En un cambio inusual de alianzas, la iniciativa fue aprobada con el apoyo de Obama y del presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, pero con la fuerte oposición del líder de la mayoría del Senado, el también republicano Mitch McConnell.
McConnell no logró persuadir a la cámara alta para que ampliara sin cambios la vigencia de la ley actual, y no reunió el martes el apoyo necesario de último minuto para modificar la versión de la Cámara de Representantes, ya que 12 de sus correligionarios lo abandonaron en las diversas votaciones.
«Este es un paso en la dirección equivocada», afirmó McConnell, descontento, en el pleno del Senado antes de la votación final en esa cámara en la que se aprobó la versión de la Cámara de Representantes, llamada USA Freedom Act.
McConnell señaló que esa iniciativa «no mejora las protecciones a la privacidad de los estadounidenses. Y ciertamente que socava la seguridad del país porque retira otra herramienta a nuestros combatientes exactamente en el momento equivocado».
La propuesta reestructura el aspecto más controvertido de la ley antiterrorista Patriot Act, el programa otrora secreto con el que la NSA compilaba grandes volúmenes de archivos telefónicos de estadounidenses para investigarlos a fin de determinar si esas personas tenían vínculos con terroristas internacionales.
Durante seis meses la NSA no tendrá las facultades para recabar ni almacenar esos archivos, aunque el gobierno todavía podría recurrir a órdenes judiciales para obtener la información relacionada a números específicos de las compañías telefónicas, que ordinariamente la almacenan durante 18 meses.
Podría dar continuidad también a otras cláusulas de vigilancia dispuestas después de los ataques del 11 de septiembre y que fueron suspendidas el domingo en la noche, pero que son consideradas más efectivas que el programa de compilación de archivos telefónicos.
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