Las primeras culpables de la moda de autorretratarse sin control fueron las cámaras de nuestros celulares. Poco después, las cámaras GoPro llegaron para elevar la calidad, y sobre todo, el movimiento del vicio con sus espectaculares vídeos. ¿Cómo perderse a todos esos deportistas extremos grabándose en acción?
Pues bien, si creían que la cosa se quedaba ahí, están muy equivocados porque los drones de uso doméstico han aterrizado para añadir un nuevo nivel al fenómeno selfie: el áereo
Hace ya más de un año que la venta de drones a particulares empezó a crecer en México y hoy es un mercado en boga. Desde la salida del exitoso Phanton 1 de DJI, estos robots con forma de futurista helicóptero en miniatura son uno de los nuevos gadgets favoritos de los amantes de la tecnología.
Fotografías y videos aéreos, laborales de rescate y vigilancia, estudios topográficos, seguimiento de cultivos por parte de agricultores… Las funciones de un drone armado con una GoPro son más de lo que uno creería.
A este prometedor mercado se incorpora ahora el Iris+, un drone producido por la compañía 3D Robotics, fruto de la alianza entre el ex editor de Wired, Chris Anderson, y el joven mexicano Jordi Muñoz, que llega dispuesto a destacar gracias al precio competitivo de su controlador, o cerebro, Pixhawk (un 50% más barato que sus competidores) y a su capacidad de sincronizarse con smartphones, tabletas e, incluso, relojes inteligentes a través de una aplicación Android.
Una app que permite configurar el drone para que nos siga -y grabe- mientras nos movemos o hacemos algún tipo de actividad, así como dirigir su vuelo haciendo algo tan sencillo como trazar una línea en la pantalla.
Porque, como dice 3DR en su página web, «si lo puedes dibujar, lo puedes volar». Es posible que los chicos de Amazon no estuvieran tan equivocados cuando dijeron que un día los drones se ocuparían de sus envíos.
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