La gente en la comunidad de Aquiles Serdán, Chihuahua comenta sobre los niños asesinos: “Había niños en la banqueta y ellos pasaban con un cuchillo cebollero, les decían: ‘les vamos a cortar la cabeza’, nadie salía. El día que los detuvieron, estaba la calle llena de niños que pudieron salir a jugar, mantenían con terror a todos los vecinos”.
El fraccionamiento Laderas de San Guillermo carece de espacios de esparcimiento. La vida en este lugar no es fácil: Desde hace años, los vecinos reclaman a las autoridades iluminación, vigilancia y agua.
Pero no es todo. A unos 100 metros de las viviendas se encuentra un jale de mina con materiales expuestos; además, existen evidencias de que agentes municipales están coludidos con grupos criminales que operan en el municipio.
El fraccionamiento se encuentra a unos 200 metros del Cereso estatal número 1 y a 100 de éste, en el borde de un arroyo seco, la policía localizó el cuerpo de Cristopher Raimundo Márquez Mora, el niño asesinado el pasado fin de semana por cinco menores, tres de ellos primos.
La mayoría de las casas construidas en esa zona son de interés social, sin servicios básicos. Predominan familias de escasos recursos, con problemas de desempleo.
En ese entorno creció Cristopher Raimundo Márquez Mora, quien fue asesinado de manera brutal por tres primos y otros dos adolescentes. El niño pertenecía a una familia de escasos recursos, su mamá trabajaba limpiando casas y él se encargaba del cuidado de sus hermanas más pequeñas, de 1 y 3 años.
Tania Mora Alvarado, madre del menor, dio a conocer en rueda de prensa que exigirá que se castigue a los adolescentes como si fueran adultos, porque los actos evidencian que actuaron como tal.
Víctor Alonzo Tadeo Solano, abogado de la familia, dijo que interpondrán los medios de impugnación necesarios, incluido el juicio de amparo, hasta lograr que se castigue a los cinco menores que participaron en el crimen.
Tania dijo que su vida personal no tiene nada que ver con la muerte de su hijo. Añadió que si fuera mala madre ¿por qué no le hablaron al DIF para que le hubiera retirado a sus hijos?
Asimismo, refirió que en dos años ha perdido a su esposo y a su hijo mayor, pero aclaró que no busca dar lástima, sólo justicia.
Vecinos del fraccionamiento cuentan que era común ver a Cristopher en la calle pidiendo dinero para comer. Siempre, añaden, llevaba una carreola empujando. “A veces no le dábamos porque se juntaba con los primos que consumían droga. Era un niño muy carismático, muy noble, se ganaba a la gente”.
Una de las tías contó que desde que Tania quedó viuda, el niño siempre recordó a su papá. “Como dijeron que su papá se fue al cielo, él decía que andaba viajando en un avión y que iba a venir por él en ese avión”.
Tania se quedaba en casa de su mamá durante la semana y los fines de semana en el fraccionamiento, donde también viven los agresores de Cristopher: José Eduardo de 15 años; David, de 15, Valeria Janeth, de 13; Alma Leticia, de 13, e Irving, de 12. Todos ellos formaban una banda que mantenía asolado al sector de la colonia donde vivían.
“Por las noches robaban, hasta se vestían bien para salir a apedrear casas. Aquí, enseguida, vivía una señora que se murió de cáncer hace poco y los familiares estaban viendo qué hacían con la casa, pues ellos (el grupo de adolescentes) la quemó, sacaron todo lo que tenía, vaciaron la casa (…) los papás roban cobre y en la noche lo funden, se drogan y beben”, denunció una vecina.
Y añade:
“Había niños en la banqueta y ellos pasaban con un cuchillo cebollero, les decían: ‘les vamos a cortar la cabeza’, nadie salía. El día que los detuvieron, estaba la calle llena de niños que pudieron salir a jugar, mantenían con terror a todos los vecinos”.
Los agentes de la Policía Municipal sólo les decían a los vecinos que les tuvieran paciencia porque estaban “enfermitos”, nunca quisieron hacer nada. “¿Cómo le vamos a tener paciencia a alguien que amenaza con matar a nuestros hijos”, cuestiona la madre de familia que vive en la misma calle que los agresores, la Cañuelas.
El pasado 2 de mayo David, uno de los adolescentes agresores, golpeó la casa de una familia. Lo denunciaron, pero a raíz de eso su vida se convirtió en un calvario.
En la presidencia municipal no les recibieron la denuncia, los quejosos se dirigieron entonces a la Fiscalía Zona Centro ubicada en la ciudad de Chihuahua (a 20 minutos de Laderas de San Guillermo), pero ahí les indicaron que no les competía esa zona y los regresaron a Aquiles Serdán.
David esperó al hombre que lo demandó afuera de su casa, se escondió en el vehículo de éste. Cuando el joven subía al carro, David salió con un machete para intentar matarlo, pero no lo logró porque su víctima salió corriendo.
Esa agresión también la denunció en la presidencia municipal. El viernes pasado, un día después de que asesinaron a Cristopher, las autoridades de Aquiles Serdán llamaron a David para que se careara con su denunciante, pero tampoco pasó nada. “Ese día estaban preguntando los policías que si ya se sabía algo del niño desaparecido, dijeron que no y enfrente de ellos estaba uno de los agresores. Lo tuvieron enfrente y él como sin nada, no dijo nada”, recuerda el denunciante con impotencia.
“Si me hubiera hecho caso la policía a tiempo, si hubieran actuado con las denuncias que había, no hubiera sucedido esa tragedia, no hubieran matado al niño”, refiere el hombre preocupado porque aún quedan familiares libres que incitaban a los adolescentes.
Los vecinos de esta comunidad están indignados. Ya advirtieron que si los adolescentes regresan a la colonia los van a linchar.
El próximo sábado realizarán una marcha en apoyo a la familia de Cristopher para exigir justicia. La cita es a las 9 de la mañana en la Plaza del Ángel.
Revista Proceso
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