Experiencias Baja

Mexicali, un paraíso de aventura y naturaleza

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Exploración, deporte y sostenibilidad en uno de los entornos más diversos, es lo que pueden encontrar sus visitantes.

Mexicali se posiciona como uno de los destinos emergentes más atractivos del noroeste mexicano para el turismo de aventura.

Más allá de su identidad industrial y agrícola, la capital de Baja California ofrece un portafolio natural sorprendente: desde imponentes cerros y dunas hasta pozas termales, rutas de senderismo y un río navegable.

Todo ello con un entorno árido, espectacular y exigente, ideal para un viajero que busca más que descanso: experiencias transformadoras.

Cerro Centinela y Ciempiés: ascensos con vista geoestratégica

El alpinismo ligero en Mexicali tiene dos referentes clave: el Cerro Centinela, un ícono visible desde ambos lados de la frontera, y el Cerro Ciempiés, con formaciones rocosas que lo convierten en un punto de interés tanto para aficionados como para fotógrafos de paisaje. Ambas rutas representan una inmersión directa en el ecosistema desértico bajacaliforniano, con vistas que abarcan desde el Valle de Mexicali hasta el skyline de Calexico. El auge del senderismo ha hecho que estos sitios comiencen a recibir más visitantes con un perfil activo y eco-consciente.

Cuervitos: adrenalina sobre arena

A solo unos minutos del área urbana, Cuervitos se ha convertido en una meca del sandboarding. Sus dunas doradas ofrecen condiciones ideales para la práctica de este deporte, que fusiona técnicas de snowboard y surf, pero en un entorno seco. El potencial económico de esta zona va más allá del turismo deportivo: representa también una oportunidad para operadores turísticos locales enfocados en experiencias guiadas, servicios de renta de equipo y producción de contenidos visuales para redes sociales.

Laguna Salada: la luna en el Valle

Con más de 60 kilómetros de extensión, la Laguna Salada es un sitio geológicamente singular. Situada por debajo del nivel del mar, esta cuenca recibe esporádicamente agua del Río Colorado y del Mar de Cortés. Hoy es un punto clave para el cicloturismo y el senderismo de larga distancia. Sin embargo, por sus condiciones extremas, se recomienda la presencia de guías certificados. El paisaje, que remite a una estética lunar, ha sido aprovechado incluso por producciones audiovisuales y pruebas de vehículos todo terreno. Su potencial como laboratorio de experiencias sostenibles aún está por explorarse plenamente.

Río Hardy: biodiversidad y navegación

Único en su tipo en todo el estado, el Río Hardy no solo es navegable: también es un corredor de biodiversidad con más de 350 especies de aves. La infraestructura turística de la zona es discreta pero funcional: palapas, restaurantes, senderos de observación y hasta un pequeño aeródromo. Actividades como kayak, pesca recreativa y avistamiento de aves son parte del menú de opciones para el visitante que busca una conexión serena con el entorno. Este sitio se perfila como un ejemplo de turismo sustentable con base en el ecosistema del Delta del Río Colorado.

Cañón de Guadalupe: termalismo y geografía ancestral

Enclavado en el desierto, el Cañón de Guadalupe ofrece una combinación inusual de desolación y agua. Pozas termales naturales, palmas milenarias y cascadas ocultas configuran un entorno ideal para el glamping, la exploración en vehículos 4×4 y el turismo astronómico. Sus cielos despejados han hecho del cañón un punto de interés para la observación de estrellas y astrofotografía. Con la infraestructura adecuada, este sitio podría convertirse en una referencia nacional para el ecoturismo de alto valor agregado.

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