Cuando Marco Rubio, hijo de inmigrantes cubanos, era niño, soñaba con ser presidente de Cuba. Hoy su ambición no ha cedido, pero ahora quiere convertirse en el primer mandatario latino de Estados Unidos.
El senador, de 43 años de edad, es uno de los que más ha sonado en los últimos meses entre los posibles aspirantes conservadores y su posible candidatura a las primarias republicanas para las presidenciales de 2016 ha generado mucha expectiva.
El joven político cubano-estadunidense ha dicho que planea anunciar sus intenciones este 13 de abril en «La Torre de la Libertad», un sitio emblemático en el centro de esta urbe donde fueron procesados los primeros exiliados cubanos llegados tras el triunfo de la Revolución encabezada por Fidel Castro.
«Anunciaré lo que voy a hacer en términos de presentarme para presidente o para el Senado», dijo Rubio en inglés esta semana a la cadena Fox.
«Yo no creo que haya ningún impedimento para que un hispano se haga presidente de Estados Unidos (…) esa oportunidad se presenta si uno hace un buen trabajo», declaró recientemente en español a la cadena Univisión.
Con una sonrisa alagadora y una gran oratoria, Rubio tiene una amplia facilidad bilingüe y una historia de superación digna de atrapar a cualquiera.
«Soy hijo de inmigrantes, exiliados de un país en problemas. Y yo soy prueba de que sus vidas importaron, su existencia tenía un sentido», escribió en su autobiografía «Un hijo Americano» publicada en 2012.
Rubio creció en Las Vegas bajo la tutela de unos padres trabajadores. Su padre ejercía como camarero en el Town Hotel Sams y su madre como ama de llaves en el Imperial Palace Hotel.
Para 1985, la familia su mudó a Miami y en 1993, Rubio había logrado una licenciatura en Ciencias de la Universidad de Florida. Luego en 1996 obtuvo su doctorado de la Universidad de Miami.
Su carrera parlamentaria comenzó en 2000-2008 cuando fue electo miembro de la Cámara de Representantes y su gran salto político ocurrió en 2010, cuando ganó las elecciones por el escaño en el Senado y comenzó a ejercer en 2011.
En agosto de 2012 se dio a conocer ampliamente y brilló en la Convención Nacional Republicana en Tampa, Florida, con un discurso en el que evocó sus raíces cubanas para presentar al entonces candidato republicano a la presidencia Mitt Romney.
Pero su imagen se desinfló en 2013 entre los más conservadores, al impulsar el proyecto de reforma migratoria, que habría conducido a la regularización de millones de indocumentados.
El senador intenta desde entonces remontar la cuesta con esfuerzos paralelos para demostrar que puede encarnar la renovación ideológica de los conservadores.
Entre los latinos también aumentaron las críticas debido al cambio de posición acerca de la política de inmigración, pasando a criticar la reforma y a aceptar la reforma para estudiantes indocumentados conocidos como dreamers.
Este joven senador rompe con el cliché del conservador tradicional: va con su esposa Jeanette y sus cuatro hijos a misa, pero escucha desde la adolescencia al rapero Grandmaster Flash.
En el tema de política exterior cree que crisis como las de Siria, Iraq, Ucrania e Irán fuerzan a Estados Unidos a implicarse más en los asuntos mundiales y esta visión del mundo lo lleva a clasificar a Cuba en la misma categoría y a buscar su aislamiento a toda costa.
Comments