Por: Alonso Valenzuela
Conversar con Luis Fernando Rouvroy es adentrarse en el equilibrio perfecto entre pensamiento y acción, a través de una apuesta constante por la reflexión estructurada y su ejecución con propósito.
Desde el primer instante, su presencia transmite confianza y la certeza del esfuerzo bien dirigido, sin caer en el estereotipo del pragmático inflexible.
Joven, y con una cultura vasta, su discurso transita con naturalidad en temas que abarcan desde la literatura clásica, hasta los aspectos más inmediatos y trascendentes de la vida cotidiana.
Puede hablar de Los Miserables, de Victor Hugo; La República, de Platón; y Meditaciones, de Marco Aurelio, con la misma pasión con la que desglosa la complejidad de un tema legal o analiza el futuro del desarrollo inmobiliario en Baja California.
Su interés por la sociedad se refleja en su capacidad de observar y analizar la realidad, identificando puntos de inflexión donde otros sólo ven datos sueltos
Presencia y visión
Cuando Luis Fernando Rouvroy entra a la sala de juntas de CAMPESTRE, su presencia impone sin necesidad de estridencias. La solidez que define sus proyectos también se refleja en su manera de conducirse: firme y segura.
De mirada serena, pero directa a los ojos, deja entrever que detrás de cada oración hay reflexión. Cada gesto, cada pausa y cada elección de palabras están meticulosamente calculados, no por artificio, sino por una convicción innata de que el control y la precisión son la mejor carta de presentación.
El arte de la elegancia
«La elegancia no es una forma de llamar la atención, sino de ser recordado», decía Giorgio Armani, y Luis Fernando encarna esa filosofía con una presencia que deja huella sin necesidad de excesos. Su vestimenta, impecable y sin fisuras, es una extensión de su mentalidad: pulcra, estructurada, clásica con el matiz de la audacia.
Desde su inseparable pluma Mont Blanc hasta la precisión con la que estructura sus ideas, cada elemento es una manifestación de principios. No impone, sino que deja huella con la elegancia de quien sabe que la excelencia no se alardea, sino que se transmite.
¿Quién es Luis Fernando Rouvroy?
«Luis Fernando es, ante todo, un ser humano. Soy abogado, emprendedor y una persona interesada en el ámbito público-político y en generar impacto en mi comunidad.»
Por ello, habla con la convicción de alguien que comprende la responsabilidad que implica su labor.
«Tengo mi despacho especializado en derecho inmobiliario. Me dedico al desarrollo, con el propósito de ofrecer vivienda asequible y de calidad para la población. Además, me interesa contribuir en temas de políticas públicas, siempre sumando esfuerzos con la sociedad, el gobierno y la iniciativa privada.»
Transformando la forma en que se construyen comunidades
Luis Fernando Rouvroy es el CEO de Grupo CENTO, empresa que está revolucionando la manera en que se construyen comunidades, siempre bajo la premisa de un futuro digno y sostenible.
En CENTO, explica, cada proyecto inicia con una premisa fundamental: integrar a las comunidades colindantes como parte activa del desarrollo. Esto se refleja no únicamente en la creación de empleos locales, sino en una estrategia más profunda de inclusión y cultura.
«Creemos que un proyecto inmobiliario no debe ser una burbuja aislada, sino un ecosistema que impulse el desarrollo económico, social y cultural de su entorno», explica Luis Fernando Rouvroy.
El significado del liderazgo
Mientras abordamos diferentes temas y se graba un video para esta entrevista, su lenguaje corporal es elocuente, reflejando la esencia de un verdadero guía.
Para él, el liderazgo se fundamenta en valores como la disciplina, la organización, la persistencia, el trabajo y el enfoque, principios que lo han forjado y definido como persona.
«La manera en la que influyes en las personas y el impacto que les dejas. Es la capacidad de transmitir valores, motivar y generar un cambio en la vida de los demás. Se trata de cómo te ven las personas y de qué tanto puedes inspirarlas para que sigan sus sueños y persigan sus metas.»
Pasión por la comunidad
«Siempre me ha fascinado la idea de construir algo tangible, algo que perdure y que tenga un impacto directo en la vida de las personas. No se trata sólo de estructuras, sino de crear espacios que sean funcionales, estéticos y que realmente aporten al desarrollo de una comunidad. Creo que el sector inmobiliario es un campo donde el esfuerzo y la visión pueden traducirse en bienestar para muchas familias», menciona.
“Siempre he sido firme en mi convicción de que el desarrollo inmobiliario debe ser accesible y sostenible. Otro gran reto ha sido navegar el complejo marco regulatorio y la burocracia, pero con paciencia y estrategia se pueden sortear los obstáculos”.
«Me gusta pensar que cada proyecto es una oportunidad para generar un impacto positivo y, por ello, busco que cada decisión que tomamos esté alineada con valores sólidos. También creo en la innovación como una pieza clave para evolucionar en cualquier industria.»
Si pudiera definir su visión a futuro en una sola frase, diría: «Construir no sólo edificaciones, sino también confianza, comunidad y un legado duradero.»
En ese punto, su voz lo lleva a un punto casi reflexivo. Lo hace con la declaración de alguien que entiende que construir va más allá del concreto y los cimientos.
“Se trata de tejer conexiones, de darle identidad a una ciudad, de marcar una diferencia en la historia de quienes la habitan”, dice.
Más allá de los negocios
La conversación con Luis Fernando Rouvroy se desliza con la misma naturalidad con la que transita por sus múltiples facetas: abogado, empresario, apasionado de la política y del buen vivir.
A medida que avanza el encuentro, queda claro que su visión de la vida y de los negocios también encuentra eco en el placer de los pequeños detalles.
Un café negro en la mesa y una sonrisa que denota confianza. Su elección no sorprende. «Mis bebidas favoritas empiezan por un buen café, sin duda. También disfruto un buen mezcal de vez en cuando.», confiesa.
Entonces, descubrimos que el carácter de Luis Fernando se define por una disciplina implacable, pero también por una sensibilidad que no muchos empresarios exhiben abiertamente.
«Si pudiera ser un superhéroe, sería Batman. Su historia es muy profunda, y es un personaje con una gran evolución personal y un sentido del deber que me parece admirable».
Sin embargo, también hay una dualidad en su personalidad. A pesar de su estructura meticulosa, hay espacio para la espontaneidad, donde nos comparte el amor por su familia, su gusto por el golf, el buen cine de Scorsese, la comida mexicana, la música de Julio Iglesias, de Luis Miguel, el fútbol y su ídolo, Hugo Sánchez, a quien define como «un triunfador nato».
Pero más allá de sus pasiones y aficiones, hay un principio que guía su forma de ver la vida y los negocios: la preparación.
«Creo que la victoria depende de la preparación», menciona, al recordar uno de los mejores consejos que ha recibido en su vida.
No es casualidad que su inspiración provenga de los sueños que lo han guiado desde siempre.
«Me gustaría ser recordado con una buena historia. Que, cuando la gente hable de mí, tenga buenos recuerdos y algo positivo que contar.»
Su manera de hacer negocios, de interactuar con la gente e incluso de percibir el éxito está marcada por una preparación constante y una mentalidad de aprendizaje continuo.
«Prepararse constantemente, estar atento a las oportunidades y siempre mantener los ojos abiertos.», enfatiza.
Una historia por contar
A medida que la entrevista llega a su fin, queda una sensación clara e innegable: Luis Fernando, además de liderar diversos proyectos, deja huella a través de ideas, sus relaciones y el legado que forja con cada decisión.
«Si escribieran una biografía sobre mí, creo que se llamaría ‘Inicio y final: una historia que contar'», confiesa.
Y es que en su historia, como en las mejores narraciones, cada capítulo está hilado con propósito. Cada decisión es un paso calculado hacia adelante, con la certeza de que el futuro se edifica hoy.
Luis Fernando sonríe y, en un ejercicio hipotético, le pregunto: si pudiera elegir a cualquier escritor, vivo o fallecido, ¿a quién le confiaría su biografía?
Con la contundencia de saber perfectamente lo que quiere, lanza el nombre de Gabriel García Márquez.
Y tal como Gabo alguna vez escribió, y parafraseando en esta ocasión, Luis Fernando es de esos pocos hombres que «tienen la rara virtud de existir en el momento oportuno.»
No en el realismo mágico de Macondo, sino en Baja California, en un tiempo donde la visión, la estrategia y el liderazgo se necesitan para marcar la diferencia.
Los tiempos así lo exigen.
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