Las autoridades estadounidenses identificaron hoy al oficial que mató el sábado pasado a un joven negro en la ciudad de Ferguson, Misuri (centro), lo que había desatado varias noches de protestas y enfrentamientos. En declaraciones a la prensa, el jefe de la policía Thomas Jackson, identificó al oficial como Darren Wilson, un agente que llevaba seis años en la policía.
Más temprano en la cadena CNN, Jackson había descrito a Wilson como un «oficial fantástico». La información se divulgó entre otros a pedido de la familia de la víctima, Michael Brown, de 18 años, quien murió en pleno día el sábado. Nuevos elementos surgieron hoy con un informe de la policía entregado a la prensa, en el que señalan a Brown como sospechoso de haber intentado robar varios paquetes de cigarrillos en una tienda de forma «agresiva», tras lo cual fue detenido y abatido.
Sin embargo, un testigo había afirmado días antes que en ese momento Brown iba a visitar a su abuela y que no estaba armado, cuando al caminar por una calle el policía lo detuvo y lo mató, a pesar de que éste tenía las manos en alto. Desde la muerte de Brown, la comunidad negra se movilizó y las manifestaciones se han repetido en Ferguson, pero los disturbios también se reprodujeron en otras urbes del país.
Centenares de personas desfilaron pacíficamente en la noche del jueves en esa localidad, junto al nuevo oficial de la policía estatal, el capitán Ron Johnson, a quien se encomendó la misión de restaurar la calma en esa ciudad y relevar a un polémico jefe de la policía local. Johnson, un agente negro, estuvo en la primera fila de la manifestación y es originario de Ferguson, una ciudad de la que catorce mil de sus cerca de 21 mil habitantes son afroestadunidenses, pero cuyos policías son sobre todo blancos.
Regresó a su localidad natal para asumir el mando de una policía cuyas intervenciones habían sido muy criticadas por la población por el uso excesivo de la fuerza. El jueves, el presidente Barack Obama, había pedido transparencia y paz en esa localidad, fustigó un «uso excesivo de la fuerza contra manifestaciones pacíficas», pero también destacó que no había «ninguna excusa» para recurrir a la violencia contra los policías.
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