La capacidad de generar conexiones reales se ha vuelto el gran diferenciador para las marcas.
Según datos recientes, un 58% de los consumidores ya había sustituido, a finales de 2024, los motores de búsqueda tradicionales por herramientas de IA generativa para obtener recomendaciones de productos y servicios. Esto evidencia un salto significativo, respecto al 25% registrado en 2023, en el mismo periodo.
La IA no solo ha transformado la manera en que interactuamos con el consumidor, sino que también ha elevado el listón en cuanto a personalización, eficiencia y relevancia. De hecho, un 68% de los consumidores adquirió productos recomendados por sistemas de Inteligencia Artificial en 2024, mostrando así la creciente confianza en estas tecnologías.
Este cambio de paradigma implica que las marcas ya no pueden depender solo de estrategias de comunicación masivas. La Inteligencia Artificial ha permitido una hiperpersonalización sin precedentes, donde los algoritmos pueden analizar el comportamiento del usuario en tiempo real y adaptar los mensajes en función de sus intereses, momentos de consumo y necesidades específicas, lo que influye de manera significativa en las decisiones de compra de los consumidores.
La IA es una herramienta poderosa para las marcas, pero debe utilizarse siempre dentro de un marco ético y transparente.
Las empresas deben replantear su manera de interactuar con el público, la comunicación ya no es unidireccional, sino bidireccional de conexión en tiempo real.
De manera similar, en el sector financiero, la Inteligencia Artificial está transformando la atención al cliente, proporcionando asesoramiento en inversiones y productos bancarios a través de asistentes virtuales que aprenden y evolucionan con cada interacción.
En definitiva, la clave para que la IA se convierta en un motor de conexiones reales entre marcas y consumidores reside en encontrar el equilibrio perfecto entre innovación, ética y humanidad.
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