El ex secretario de Defensa estadunidense Leon Panetta ha sido el último en unirse a la lista de críticos de quien un día fue su jefe, el presidente Barack Obama, lo que revela una deslealtad «asombrosa» y los esfuerzos de todos ellos por proteger su propia reputación, según analistas.
En su libro de memorias Worthy Fights: A Memoir of Leadership in War and Peace, que salió a la venta ayer, Panetta se muestra muy duro con Obama y cuestiona su tendencia a dejarse llevar, más por «la lógica de un profesor de derecho, que por la pasión de un líder».
La mayor debilidad de Obama, según Panetta, es una «frustrante reticencia a convencer a sus oponentes y recabar apoyos para su causa».
Panetta, también director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en los primeros años del mandato de Obama, cree que el presidente «ha perdido el rumbo» en su política exterior, especialmente en la lucha contra el grupo sunita ultrarradical Estado Islámico (EI) en Irak y Siria.
Obama está «debilitado» y le quedan poco más de dos años de mandato, lo que lleva a muchos de los que trabajaron para él a querer «proteger su reputación» con el argumento de que el único culpable de la situación es el presidente por no haber seguido sus consejos.
Así opina Steffen Schmidt, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Estatal de Iowa, quien pone como ejemplo el caso de la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, quien ha asegurado que ella era partidaria de armar a los rebeldes sirios cuando estuvo en el gobierno, al tiempo que Obama lo rechazaba.
Según Schmidt, Clinton «está posicionándose en política exterior», especialmente de cara a una posible candidatura presidencial en 2016.
Pese a la estrategia política que pueda haber detrás, «la crítica en muchos casos es correcta», dado que el EI es hoy una «gran amenaza» en parte porque, en opinión de Schmidt, Obama «debió haber hecho un gran esfuerzo por mantener a las fuerzas estadunidenses y de la coalición en Irak. Y no lo hizo».
Clinton y Panetta no han sido los únicos en cuestionar las decisiones de Obama tras dejar el gobierno.
El ex secretario de Defensa Robert Gates afirmó, en un libro publicado en enero pasado, que ya en 2010 el presidente no creía en su propia estrategia para Afganistán y desconfiaba del consejo de sus asesores militares.
Y este domingo, uno de los principales asesores de Obama en sus dos campañas hacia la Casa Blanca, David Axelrod, dijo en la cadena NBC que el mandatario «se equivocó» cuando en un discurso la semana pasada sostuvo que sus políticas económicas estarán «en las listas de votación» en las elecciones legislativas de noviembre.
Obama no se ha pronunciado, pero sí su vicepresidente, Joe Biden, quien tildó la semana pasada de «inapropiado» el hecho de que ex altos cargos del gobierno escriban libros con ese tipo de críticas en cuanto dejan la administración.
En un artículo de opinión en The Washington Post, el columnista Dana Milbank sostuvo ayer que el nivel de deslealtad mostrado por antiguos colaboradores del presidente es «asombroso». «Cualquiera que sea la causa de la dificultad de Obama para inspirar lealtad, (lo cierto es que) su fracaso está deleitando a conservadores y republicanos», anota.
«¿Cómo hemos llegado a este punto?», se preguntó el lunes el gobernador de Luisiana y posible aspirante a la candidatura presidencial republicana en 2016, Bobby Jindal, en un discurso para condenar la política de seguridad y defensa de Obama.
«Pregunten a las personas que pueden ser honestas acerca de lo sucedido. Pregunten al ex secretario de Defensa Leon Panetta».
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