Por: Roberto Vega
Se ha convertido en parte de la cultura popular que, cuando una casa es pequeña, se haga referencia a que es una casa de Infonavit. La verdad es que hace muchos años que el Infonavit no construye una sola vivienda. Lo hizo hace más de 50 años y resultó ser una dura experiencia: sobrecostos, corrupción y dispendio de recursos.
Lo que sí funcionó fue que el organismo se convirtió en un ente financiero capaz de otorgar créditos para adquirir vivienda en diversas modalidades: comprar casa nueva o usada, construir, ampliar, mejorar o remodelar. Siempre con criterios de otorgamiento en función de la capacidad de pago.
Se cobran intereses de la misma forma que lo hacen los bancos. Se recupera la cartera, los patrones aportamos el 5% del sueldo de los trabajadores cada bimestre y también se realizan inversiones financieras de riesgo medido para generar más rendimientos y mantener la bolsa de dinero para prestar.
Hoy, el Infonavit no recibe recursos del gobierno, es decir, no es una paraestatal. Es, más bien, un organismo tripartita en donde el sector gobierno, los trabajadores y los patrones conviven en una misma mesa de trabajo. En conjunto, se toman las decisiones que se consideren mejores para el desempeño de la institución.
En sus más de 50 años de existencia, el Infonavit ha otorgado más de 12 millones de créditos, permitiendo a muchas personas acceder a una vivienda. Tener un lugar para vivir es un derecho humano fundamental, porque es justamente el espacio donde se desarrolla la vida familiar. Y la familia es la base de la sociedad.
Por ello, es muy importante que la vivienda cuente con infraestructura y servicios básicos, así como con un entorno seguro, espacios para la recreación y cercanía con el lugar de trabajo, servicios médicos y educativos.
Al ser una institución creada y manejada por humanos, no podemos negar que se han cometido errores. Por ello, siempre estaremos a favor de generar mecanismos para su mejoramiento.
Desde hace varias semanas, nuestros diputados han venido presentando una serie de propuestas —desde su óptica, para mejorar—, pero al analizarlas y con el gran orgullo de haber sido consejero de la Comisión Consultiva del Infonavit en Tijuana por muchos años, creo que en su mayoría no son buenas ideas.
El hecho de querer generar, de nueva cuenta, una empresa constructora del Infonavit traerá consigo los mismos vicios —y otros más— que ya se vivieron en el pasado.
El derecho de veto del director tampoco lo veo necesario. Es importante mantener un tripartismo paritario y generar los consensos necesarios.
También es fundamental que se mantenga una supervisión integral en todos los procesos por parte de la CNBV, pues son los recursos de los trabajadores los que están en juego.
Mi propuesta es que se fortalezcan los controles internos, que no se cree la empresa constructora, que se mantenga el tripartismo paritario, que la presidencia sea rotativa y que las decisiones sean tomadas por mayoría.
El Infonavit ha funcionado y aún puede transformarse y mejorar. Trabajemos en fortalecerlo.
Yo creo que sí se puede. Unidos somos y seremos más fuertes.
Hagamos, pues, las mejores reformas que permitan al Infonavit vivir por muchos años más, fiel a su misión de otorgar créditos de vivienda para mejorar la calidad de vida de millones de familias mexicanas.
Para que, en el futuro, cuando escuches «casa de Infonavit», sea un referente de una vivienda digna, bien construida y en la que todos podamos vivir con tranquilidad, seguridad y desarrollo.
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