Junio se fue y endosé a julio el doble espasmo del receso escolar que tiene un efecto letárgico sobre la ciudad, y la certeza de que los medios informativos no hayan qué hacer sin las señoras amas de casa en las calles, al volante, crispando la vía pública con sus prisas de escolares llevándolos o trayéndolos de la escuela.
Tal vez se trate de la evidencia científica de que las amas de casa dirigen desde sus bolsos y teléfonos celulares la economía y la política de la ciudad, y no lo hemos terminado de aceptar. Si, puede ser eso, porque los titulares en la prensa escrita y las noticias más socorridas en las llamadas redes sociales, han sido los dos sismos que sacudieron el sur de California esta semana, y que a nosotros nos tocó experimentar prácticamente de “segunda mano”.
Los políticos que vienen y los gobernantes que se van han tenido la precaución de mantenerse discreta y cómodamente en sus guaridas, y la prensa ha hecho lo mismo: dejarlos en esa paz aparentemente pactada.
Si no fuera por los sismos, el “Patas” Gastélum, alcalde de Tijuana y Kiko Vega gobernador, seguirían siendo el mismo inepto, el uno, y corrupto, el otro, y la prensa se lo seguiría recordando con o sin inquina. ¡Ah, benditos temblores! La corrupción, la impunidad y el mal gobierno duermen.
Parece no haber otra explicación: las amas de casa dirigen el reloj político y económico de nuestra vida en común, dentro y fuera de sus hogares. Y en nuestro julio parece que se dilatará esta realidad incontrovertible.
El país tiene otro reloj y otro escenario. Mucha gente se divierte en destinos turísticos con o sin Consejo Nacional de Turismo, y con ello no se demuestra nada, sino que simplemente hay vacaciones de verano en el mundo occidental y en México. Y la política sigue en un claustro muy singular.
A todo lo largo y ancho de la república, la “mañanera” del Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador sigue siendo motivo de escrutinio, escarnio y pitorreo de algunos, mientras que otros, muchos otros, la ven y valoran como la agenda política de México, aunque en los hechos aún no se capture y procese al primer gran corrupto de la mafia del poder, Emilio Lozoya, y la construcción del aeropuerto de Santa Lucía sigua siendo bombardeada jurídicamente de modo que al menos tendrá que esperar un año el inicio de la obra.
Todo pierde efecto y consecuencia saliendo del claustro ceremonial donde periodistas y presidente se enredan en un diálogo sordo y en esa especie de juego sadomasoquista. Al fin juego.
Grandes anuncios, grandes anatemas y ruido de fin de mundo en la “mañanera” lopezobradorista, pero las nueces siguen escaseando. Lo que sí hizo sonar la máquina de escribir en nuestro mes de ocios, fue el baile y celebración presidencial en el Zócalo testimonial. ¡Que cosa aquella! ¿Hemos tenido presidente igual de inseguro y dicharachero que necesite recordarnos con Margarita y su Sonora Dinamita (o sin ella) que un julio parecido pero el del año pasado, la mafia, el sistema y Trump, lo dejaron ser mandatario de la nación?
El reloj de la nación no es el mismo que el de Tijuana pero parece que el sopor es el mismo aquí y allá.
Lo único que crece sin distingos es el índice de homicidios dolosos; es decir, de muertes violentas por arma de fuego. Y lo que no crece es la economía. Dos vectores que no debían pasar por la misma gráfica, pero en el discurso del Presidente de la República se enreda todo, hasta los aranceles y la migración estuvieron un rato en el mismo costal, aunque este embrollo fue más culpa del mandatario vecino, que todo lo confunde también.
Que transcurra sin más escalas julio y que el mandatario tenga el buen tino de gobernarnos a todos sin etiquetas, pues todos somos hijos de Dios nuestro Señor, como bien lo dice la Cartilla Moral lopezobradorista que ya los pastores evangélicos nos comienzan a repartir en púlpitos y esquinas de la Patria atónita.
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