Hugo Chávez sigue vigente en la memoria de los venezolanos a casi dos años de su muerte gracias a una campaña gubernamental que le rinde culto y que ahora llega a los escenarios con un repaso histórico de su vida a través de vibrantes y coloridas coreografías de danza clásica y contemporánea.
El ballet creado por la Compañía Nacional de Danza cuenta con un acompañamiento musical en el que se mezclan el folclore de los llanos de Venezuela, de donde Chávez era oriundo, con ritmos africanos y sonidos sinfónicos.
La obra divida en tres tiempos, con 40 artistas en escena y que se nutre de otros lenguajes artísticos como el teatro, el circo y la fotografía, emplea sencillas metáforas para contar cómo un niño que creció en una casa humilde de piso de barro y que vendía dulces de papaya conocidos como «arañas» que su abuela preparaba, decidió dejar de lado su sueño de ser un lanzador de béisbol de las Grandes Ligas para incorporarse al ejército a los 17 años, su trampolín para cambiar la historia venezolana reciente.
Usando como fondo las violentas protestas callejeras de 1989 en Caracas conocidas como el «Caracazo», en las que murieron varios centenares de personas, la puesta en escena muestra a un Chávez, interpretado por el bailarín John Lobo, desilusionado con la clase política del país a la que considera corrupta e insensible a las penurias de los pobres, lo que lo impulsa a rebelarse.
El clímax llega cuando Chávez -cuya encendida retórica inspiraba amor y odio casi por igual- irrumpe en el escenario político venezolano como un huracán en febrero de 1992 al encabezar un fallido golpe de Estado. Capturado y llevado ante las cámaras, anuncia que para él y sus seguidores vendrán «nuevas y mejores oportunidades», que llegan seis años después al alcanzar el poder por el voto popular.
La obra «De arañero a Libertador», encabezada por la bailarina y coreógrafa María Cristina Rossell, busca que el espectador olvide que Chávez fue un ser temporal y que, en cambio, lo perciba como una torrencial lluvia capaz de manifestarse una y otra vez.
«Chávez se ha convertido en un mito, nos guste o no, nadie puede negarlo… y va estar aquí, mientras les sirva a los chavistas para seguir en el poder», dijo Carlos Lozada, un estudiante universitario de 23 años.
Casi 21 meses después de su muerte la imagen de Chávez se mantiene presente gracias a la campaña gubernamental que incluye carteles, pinturas en calles y avenidas, camisetas y la difusión de su voz dando instrucciones sobre los más variados temas y hasta cantando el himno nacional en los actos oficiales.
«Cuidado también después de eso. Un mito no es fácilmente de olvidar y hay detrás toda una maquinaria… para hacer de él un santo «, dijo Lozada.
El espectáculo auspiciado por el gobierno se presentará en una única función el sábado en el monumental y moderno teatro Teresa Carreño de Caracas.
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