La favorita Hillary Clintonencarará a su principal rival, el senador Bernie Sanders, en el primer debate de las primarias del partido Demócrata camino a las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016.
Clinton estará en el centro del escenario en Las Vegas, junto a Sanders y otros tres aspirantes, para un despliegue de sutiles diferencias entre los correligionarios, y que muy probablemente contrastará con el dramático choque de personalidades de los dos debates del bando Republicano.
Para Clinton, que fue senadora y secretaria de Estado, el objetivo será convencer que tiene la experiencia para ser la primera mujer presidente y llevar un tercer mandato seguido para los demócratas, algo inédito desde la Segunda Guerra Mundial.
Pero seguramente enfrentará la presión de Sanders, el independiente que ha causado un revuelo en las bases con su «revolución política».
El vicepresidente Joe Biden, en tanto, ha especulado por meses sobre su eventual candidatura y marcha tercero en las encuestas. Pero no ha hecho ningún anuncio formal y no se espera su presencia en el debate.
El protagonismo estará entonces reservado para Clinton y Sanders.
Para los demás aspirantes -el exgobernador de Maryland Martin O’Malley, el exsenador Jim Webb y el exgobernador de Rhode Island Lincoln Chafee- el debate será la oportunidad dorada de robar la atención que acaparan Clinton y Sanders e intentar subir en los sondeos, donde exhiben índices de popularidad de un dígito.
O’Malley, que con 52 años es de lejos el más joven candidato en liza, recuerda incansablemente que la historia está llena de elecciones en las que el «inevitable favorito» termina por ceder.
«Hillary necesita mantener su estatus de favorita y los otros deben competir por ser la alternativa. Y eso siempre es difícil, especialmente en una primaria donde, como todos son del mismo partido, las diferencias entre los candidatos son sutiles, no deslumbrantes», escribió Elaine Kamarck, del centro de estudios Brookings.
Ventaja de Clinton
Casi ocho años después de su amarga derrota frente a Barack Obama en la carrera por la investidura demócrata, Clinton, de 67 años, regresa nuevamente como la candidata a vencer, aunque arrastra una reputación de ser distante con los votantes.
«Esta noche entraré al escenario del primer debate demócrata en Las Vegas y presentaré nuestros planes e ideas para este país, los mismos planes e ideas que he comentado con los estadounidenses todos los días desde que lanzamos esta campaña», escribió este martes la exsenadora en un correo electrónico a sus simpatizantes.
A nivel nacional, Clinton mantiene la delantera en las encuestas, pero va por detrás de Sanders en New Hampshire y su ventaja es modesta en Iowa, dos estados claves del inicio de las primarias, fijado para febrero de 2016.
Para Sanders, de 74 años, que se autodenomina un «socialista democrático», el debate será su prueba más alta de una carrera de 25 años en las dos cámaras del Congreso.
En la búsqueda de los votos de la izquierda estadounidense, se espera una competencia por ver quién luce más combativo frente a Wall Street o el lobby de las armas, o quién es el más crítico de los tratados de libre comercio o de las intervenciones militares en el extranjero.
A la vez, buscarán ser los más atractivos frente los votantes jóvenes y negros, que representan una tajada importante de la base demócrata.
Choque anticipado
Clinton y Sanders hasta ahora sólo han protagonizado discretos cruces de opinión, lo que aumenta la expectativa del choque cara a cara en Las Vegas.
Aunque adelantó que no pretende hacer «ataques personales», Sanders ha sugerido que denunciará los recientes cambios de postura de Clinton, como su oposición al polémico oleoducto entre Canadá y Estados Unidos y su crítica al tratado de libre comercio Transpacífico, que apoyó innumerables veces como secretaria de Estado.
«La gente deberá contrastar mi consistencia y voluntad para enfrentarme a Wall Street y las corporaciones con la secretaria», dijo Sanders el domingo en un programa televisivo.
Clinton podría intentar sacar ventaja de la posición moderada de su rival sobre el control de armas.
Pero en general difícilmente podrá escapar de la sombra del escándalo que la persigue desde hace meses por el uso de un servidor de correo privado durante su gestión como secretaria de Estado.
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