El tercer día de la Semana de la Moda de Sao Paulo estuvo marcado por la gran expectativa generada en torno a la despedida de las pasarelas de la «uber-model» Gisele Bündchen y la reunión de los grandes del diseño brasileño.
La modelo escogió la marca Colcci y la pasarela de Sao Paulo, celebrada en su país natal, para dar su adiós entre fans, familiares y amigos en el último desfile de la noche de la llamada «Sao Paulo Fashion Week (SPFW)».
Los desfiles del miércoles comenzaron con la diseñadora Isabela Capeto, que después de cinco años decidió regresar a la mayor pasarela del país con una colección de inspiración marina, que reunió magistralmente las tendencias años sesenta y setenta en las formas y estilos de sus piezas presentadas.
Los leves tejidos en muselina de seda y gasas transparentes de los vestidos con vuelo hasta la rodilla, compartían la pasarela con estilismos más estructurados en algodones de lunares negros en fondo blanco y estampados de flores campestres y muy femeninos.
Después, el diseñador Reinaldo Lourenço volvió a presentar su colección en un desfile externo en la universidadFAAP y este entorno académico dio un respiro a la crítica asistente que se encontró con una colección muy alejada de las tendencias étnicas y marinas presentes en todos los desfiles anteriores.
La pasarela mostró los opuestos con una propuesta femenina que reunió el tradicional y masculino frac y esmoquin, acompañados con leves vestidos de crepé y organza de seda inspirados en el romanticismo de los años veinte.
El Instituto Tomie Otake, en tanto, fue testigo apropiado de la pasarela del renombrado Alexandre Herchcovitch, quien rindió un homenaje a Japón y a los mares de oriente con una colección de piezas que evocaban las líneas minimalistas de los kimonos y las ropas tradicionales de los pescadores de perlas.
La colección fue elaborada en tejidos como el lino, el crepé y el chifón de seda, todas ellas acompañadas por sandalias de madera en una evocación del clásico calzado japonés.
De regreso al Pabellón Cándido Portinari, en el parque Villa Lobos y epicentro de los desfiles, el océano y las sirenas de Reinaldo Fraga consiguieron transmitir en su colección la fuerza, energía y sensibilidad del Brasil costero.
La propuesta de Fraga presentó una colección redonda en materiales como el punto metalizado de «tops» y faldas largas, la muselina de seda bordada con perlas y conchas en piezas más nocturnas o los diseños en rafia semitransparente.
La marca Lolitta continuó la tarde con una pasarela evocadora de los años cincuenta, femenina y sensual, con «tops» tejidos en cuero combinados en estilismos de faldas de vuelo estructuradas y florales, vestidos de volantes y capas sobrepuestas de aire romántico.
La ropa de baño del día fue presentada por Salinas, que lanzó una colección divertida y juvenil en colores vibrantes, con reminiscencias surfistas y hippies, jugando con los clásicos materiales de playa como la lycra con textura y brillo y los recortes de seda en la misma pieza.
Las salidas de playa en encajes, lino y sedas se mezclaron con los pantalones cortos tipo clochard.
El desfile de Vitorino Campos fue uno de los más esperados del día, ya que el diseñador es también el director creativo de la marca Animale que abrió el lunes la SPFW.
En seguimiento a la tendencia del «sin genero», la colección inspirada en la moda «punk» de Campos, resaltó el espíritu andrógino de las piezas en contraposición a la paleta de colores como el azul y rosa y a los delicados bordados hechos a mano, referencias enteramente femeninas.
El penúltimo desfile de la noche, antes de la esperada despedida de Bündchen, correspondió a Joao Pimenta, quien se decanto también por la tendencia sin genero y presentó la construcción unisex de las ropas para ser compartidas entre hombres y mujeres, todo en tejidos nobles como el lino, cuero y la seda.
La Semana de la Moda de Sao Paulo finalizará el viernes después de cinco días con las tendencias para el próximo verano tropical brasileño.
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