Complicado, ser felíz en un país como México. Aún así, las mujeres y madres mexicanas, encuentran la forma de sentir una dosis de felicidad, al lado de sus hijos y familia. Muchas de ellas lo logran en su etapa de madurez adulta. La construcción de la identidad de la mujer ha cambiado. Actualmente, su vida reproductiva está relacionada con su trayectoria laboral o la búsqueda de una estabilidad económica, por lo que algunas deciden postergar su embarazo más allá de los 40 años, con los pros y contras que ello implica.
Para algunas es importante acumular experiencia laboral; otras tardan más tiempo en tener una pareja estable o casarse; otras deciden ser madres solteras, recurriendo a un banco de espermas y/o de óvulos.
Factores como el aumento en la cifra de separaciones también sube la posibilidad de embarazos tardíos: hombres y mujeres que inician otra relación pueden desear ser padres de nuevo, a edades más avanzadas.
Hoy, para muchas de ellas el mejor momento para la crianza de los hijos inicia alrededor de los 35 años y se prolonga más allá de los 40; a decir de especialistas, los nuevos métodos para tratar la esterilidad y los avances médicos son factores que permiten que muchas parejas puedan convertirse en padres con hijos saludables.
Tendencia que crece
Datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) arrojan que el número de casos de mujeres embarazadas mayores de 40 años aumentó: en 2012 fueron 46 mil 16, en 2013 la cifra se incrementó a 47 mil 106. Sólo en un año mil 90 mujeres con más de cuatro décadas optaron por la maternidad, explica María Lazcano, especialista del organismo.
Un 46% de las mujeres de más de 35 años que se embarazan tienen licenciatura o estudios de postgrado; son empleadas del sector público o privado; 45% tiene seguridad social; 70% vive en municipios con grado de marginación bajo.
“En general puede decirse que sus condiciones económicas y sociales son mejores que las primigestas (madres por vez primera menores de 35 años)”, dice Graciela Freyermuth Enciso, investigadora del CIESAS- Sureste y secretaria técnica del Observatorio de Mortalidad Materna.
Sus partos son más medicalizados, con una tasa de cesáreas de 79%, y tienen bebés con tallas 6% más bajas que las primigénitas. Presentan un mayor porcentaje de partos gemelares: 86%, que corresponde al uso de técnicas de reproducción asistida, en consecuencia sus partos son prematuros en un mayor porcentaje: 11%, agrega la experta.
Ángeles Sánchez-Bringas, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, dedica parte de su investigación al estudio sociológico de la maternidad, identificando que “la condición socioeconómica y el momento en la trayectoria de vida regulan y organizan las experiencias reproductivas, y construyen el proyecto de maternidad de las mujeres; sin embargo, la sexualidad de la mujer se reconoce luego de que procrea, pues en el imaginario social permanece el que ellas deben ser madres”.
Sus estudios con 181 mujeres, de diferentes contextos socioculturales en la ciudad de México, arrojan que las prácticas reproductivas están cambiando.
En el ámbito de la salud pública, la doctora Luz María Bravo Rodríguez, coordinadora del Servicio de Ginecología del Hospital Regional Adolfo López Mateos, admite que año con año llegan más mujeres mayores de cuatro décadas a la consulta para procurar un embarazo; “quizá debido al aumento en el número de centros especializados en biología de la reproducción”.
Recomienda que “toda mujer mayor de 35 años debe considerar realizarse una serie de estudios previos a su embarazo —cuando menos seis meses antes de intentarlo—”.
Si espera un hijo debe tomar ácido fólico, y complejo B para evitar problemas como labio leporino, paladar hendido, alteraciones en el sistema nervioso central o espina bífida en su bebé. Las pacientes mayores de 40 años son consideradas de alto riesgo, “debemos descartar diabetes gestacional, hipertensión, problemas renales, cardíacos, entre otros”, detalla.
Alfredo Góngora Rodríguez, ginecólogo, especialista en reproducción y director del Centro de Fertilidad Humana, relata que gran parte de sus pacientes han decidido congelar sus óvulos, para utilizarlos luego.
Sin embargo, advierte que “las mujeres mayores de 35 años deben tener en cuenta que sus óvulos han envejecido; hay un agotamiento de los ovarios”. No es lo mismo un ovario de 20 años que uno de 40, afirma. Por ello, es más frecuente que las mujeres opten por los bancos de semen; también se acercan las parejas homosexuales que quieren ser madres.
Los riesgos
Según expertos, la edad es una de las determinantes más frecuentes de riesgo materno, pese a ello cada vez es mayor el número de mujeres de más de 40 años que buscan un embarazo.
Los médicos recomiendan que a lo largo del embarazo se realicen estudios fetales, como la amniocentesis para descartar diabetes e hipertensión. Las mujeres que se embarazan a edades avanzadas tienen mayor probabilidad de que sus hijos tengan trastornos genéticos, dicen.
Investigaciones de la Asociación Mexicana de Medicina de la Reproducción describen que el embarazo entre 40 y 45 años de edad representa un mayor riesgo de defectos en el feto.
Una vez embarazada, la mujer entre los 35 y 40 años o inclusive mayor, debe tener un cuidado materno fetal muy serio y vigilado, con ultrasonidos, estudios sanguíneos, amniocentesis ( una prueba prenatal en la cual se extrae una pequeña muestra del líquido amniótico que rodea al feto para analizarla), análisis del conteo de los cromosomas, entre otros.
Alberto Kably, especialista en fertilidad, miembro del Colegio Mexicano de Especialistas en Ginecología y Obstetricia, refiere que en Estados Unidos, Israel y Europa, el embarazo de las mujeres mayores de 35 años se ha triplicado. Ellas congelan sus óvulos. El costo del procedimiento en México es de aproximadamente 30 mil pesos, y 500 mensuales por su almacenamiento.
Las ventajas
Existen ventajas de ser madre en la edad adulta: pueden permanecer más tiempo con su familia, ya que su posición laboral permite horarios de trabajo flexibles y condiciones económicas que le facilitan movilidad e independencia.
Otra ventaja de los cambios sociales en México es la reducción del promedio de hijos, que era de siete por cada mujer en 1960, de 2.5 en 2010, y se espera que esté por debajo de dos hijos por cada madre en 2040.
Algunas de las situaciones que han favorecido estos cambios han sido las campañas de anticoncepción, ya que a cuatro de cada 10 mujeres casadas se les realiza la salpingoclasia, (ligadura de trompas femeninas) lo que ha disminuido el tamaño de las familias, concluye el doctor Marcelino Hernández Valencia, de la Unidad de Investigación Médica en Enfermedades Endocrinas, del Hospital de Especialidades Centro Médico Nacional Siglo XXI.
Cristina Perez / El Universal
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