Por: Edgar Ortiz Ángel / licenciado en Relaciones Internacionales, promotor de la Dra. Claudia Sheinbaum en Baja California
Desde la llegada del licenciado Andrés Manuel López Obrador a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México en el año 2000, se vio su interés e intención por ayudar a los que menos tienen, prueba de ello fue la pensión universal a los adultos mayores en el entonces Distrito Federal.
En 2018 en su aspiración para llegar a la Presidencia de México, AMLO continuó haciendo énfasis en la necesidad de apoyar al pueblo mexicano, de apoyar al ciudadano de a pie, a las personas que se la pasan más tiempo en el trabajo que en casa, honro a nuestros adultos mayores y a los estudiantes los estimuló con becas para que continuaran preparándose, entre otros programas sociales.
El gran acierto que no tiene antecedente histórico en nuestro país es la aplicación de la “Austeridad Republicana”, la cual tiene por objeto aplicar las medidas de austeridad en el gasto público del Gobierno Federal y, sobre todo, hacer buen uso de los recursos públicos para ser ejercidos con eficiencia, transparencia y honradez.
Esta idea de ahorro y austeridad consiste en:
- Eliminar pensiones a expresidentes, vender el avión presidencial y viajar por tierra.
- El presupuesto es para aumentar pensiones de adultos mayores.
- Pensión a niños con discapacidad y becas para los estudiantes.
- Elimina privilegios como seguros privados de gastos médicos, de vida o de separación y cajas de ahorro especiales.
- Prohíbe a los funcionarios públicos de alto nivel trabajar en la iniciativa privada en los siguientes 10 años.
- Evitar el engrosamiento del aparato burocrático y la duplicidad de funciones.
- Mejora la distribución y calidad del gasto público.
- Limitar el uso de bienes muebles e inmuebles del Estado y de los recursos humanos al servicio de éste, a fines de utilidad pública.
- Propiciar un manejo más transparente de fideicomisos, fondos o figuras jurídicas análogas.
Todas estas acciones son parte de las promesas de campaña hechas por el hoy presidente López Obrador, votadas en su momento por más de 30 millones de mexicanos, cifra histórica nunca vista.
Con ello, el primero de julio de 2018, el pueblo de México firma el contrato social del que nos habla Rousseau y acepta el proyecto de la Cuarta Transformación.
Las políticas sociales del presidente son actos de justicia social y de atención a los más necesitados, a los vulnerables, a los olvidados y al desprotegido. A pesar de las críticas que existen en torno a dicha política por parte del pensamiento conservador, hay que recordar que este tipo de apoyos suceden en los países más desarrollados del mundo: Dinamarca, Finlandia, Noruega, Suecia e inclusive en los Estados Unidos de América, apoyo como el seguro de desempleo, apoyos económicos para el embarazo, seguridad social universal, educación gratuita para todos incluyendo la universidad, entre otras muchas cosas más.
Hoy, más de 30 millones de familias reciben algún apoyo federal, por lo que dicho modelo del bienestar ha logrado grandes resultados. Según datos y estadísticas oficiales arrojan que, de 2018 a la fecha, más de 5 millones de mexicanos han salido de la pobreza, combatiendo de esta manera la brecha de desigualdad. Esto aunado con otro tipo de políticas como el aumento del salario mínimo, que no se hacía desde hace más de 30 años y la prohibición del outsourcing.
Como dato histórico vale la pena recordar, que todo ello fueron en su momento demandas sociales y parte del estallido de la Revolución Mexicana. Conquistas obtenidas con el reparto agrario, la seguridad social universal, la vivienda digna, las universidades autónomas y los tecnológicos. Logros que pretenden dar marcha atrás durante el periodo neoliberal o también conocido como el periodo de la “Contrarrevolución”, donde lo que proliferan fue la privatización de la salud, de la educación, el endeudamiento, el despilfarro, la devaluación, el encarecimiento de la vivienda y la corrupción.
Es una realidad que no todos comprenden estos conceptos y, sobre todo, aquellos que hablan desde el privilegio, es difícil para ellos entender que un apoyo económico o social representa una ayuda bastante significativa para los que menos tienen, por ello critican y satanizan dichas ayudas logrando solamente el repudio popular por su insensibilidad e ignorancia de las necesidades del pueblo, “no logran ponerse en los zapatos de los demás”.
El humanismo mexicano engloba todas estas características, al igual que el combate a la corrupción, el buen administrar de los recursos públicos y no generar endeudamiento, el rescate del sector energético y de nuestras empresas icónicas de reconocimiento internacional, de orgullo mexicano, de símbolo patriótico y nacionalista. Acompañado todo esto de una inversión pública y privada como nunca antes vista, un gobierno de la mano con todos los sectores, empresarios, la academia, la sociedad en su conjunto, pero con la firme convicción de que “por el bien de todos primero los pobres”.
En este mes patrio y presentado el 5to Informe de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, se puede decir que el dinero del pueblo es usado en beneficio del pueblo, poniendo fin a la opulencia de los gobiernos del pasado.
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