Los combates que enfrentan a yihadistas y kurdos por el control de la ciudad siriokurda de Kobane encendieron hoy las calles en Turquía donde las manifestaciones contra el gobierno islamoconservador turco han dejado al menos doce muertos.
Según el último balance ofrecido por la prensa turca, cinco personas murieron en Diyarbakir, tres en Mardin, dos en Siirt, una en Batman y otra en Mus, todas ciudades del sureste del país de mayoría kurda. También se contabilizan numerosos heridos e importantes daños, en particular en edificios públicos y vehículos incendiados y bancos o comercios saqueados.
Movilizadas por el principal partido político kurdo de Turquía, miles de personas salieron a las calles en todo el país para denunciar el rechazo de Ankara a ayudar militarmente a la ciudad kurda de Siria Kobane (Ain al Arab en árabe) que está a punto de caer en manos de los yihadistas del Estado Islámico (EI).
En la mayoría de las ciudades las protestas degeneraron rápidamente. En Diyarbarkir, la «capital» kurda del país, las cinco víctimas perdieron la vida por armas de fuego durante una serie de refriegas entre militantes kurdos y miembros de movimientos islamistas.
En Mus, un hombre de 25 años murió al recibir en la cabeza un cartucho de granada lacrimógena disparado por la policía. La policía antidisturbios también intervino con gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los manifestantes de la capital, Ankara, en el balneario de Antalya o en las ciudades de Mersin y Adana (sur).
Las autoridades locales han decretado toque de queda en Diyarbakir y en varios distritos de Mardin y Van (este), donde el ejército ha tomado posiciones. El ministro del Interior turco, Efkan Ala, pidió calma. «La violencia no es una solución (…) no es aceptable», dijo a la prensa. «Estas reacciones irracionales deben parar inmediatamente (…) porque de lo contrario tendrán consecuencias imprevisibles».
El Partido Republicano Popular (HDP) pidió ya el lunes por la noche a los kurdos del país -más de 15 millones de personas (el 20% de la población turca)- que se movilicen para protestar contra la entrada de los yihadistas en Kobane, la tercera ciudad kurda de Siria, tras varios días de intensos bombardeos.
Los combates han sido hoy intensos entre las fuerzas kurdas y los combatientes del EI, a pesar del hostigamiento de los cazabombarderos de Estados Unidos y sus aliados contra las posiciones yihadistas. Pese a la luz verde que ha dado el parlamento turco a una operación militar contra el EI, el poder islamoconservador turco se ha negado hasta ahora a intervenir provocando la rabia de la población kurda.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan reconoció hoy que Kobane está «punto de caer» y pidió, durante una visita a un campamento de refugiados sirios en Gaziantep (sur) una operación militar terrestre contra los yihadistas. Conquistar Kobane significaría para el EI ocupar una amplia franja de territorio de forma ininterrumpida junto a Turquía, una victoria estratégica que se añadiría a las amplias zonas que ya domina en Siria e Irak.
Los kurdos han avisado que la caída de Kobane provocaría la suspensión de las negociaciones de paz iniciadas hace dos años entre Ankara y los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) para poner fin a un conflicto que ha dejado 40 mil muertos desde 1984.
En un mensaje transmitido por su hermano, el jefe detenido del PKK Abdulá Ocalan, ha dado de plazo al gobierno turco hasta mediados de octubre para hacer un gesto a favor de la paz. La Unión de Comunidades del Kurdistán (KCK), considerada como el brazo urbano del PKK, pidió por su parte a los «millones» de kurdos que salgan a las calles.
La batalla por el control de la ciudad es «terrible», dijo la portavoz del departamento de Estado de Estados Unidos, Jennifer Psaki. El gobierno estadunidense está «muy preocupado» por la suerte de los civiles en la ciudad, a causa del comportamiento habitual del EI, añadió el portavoz de Casa Blanca, Josh Earnest.
Unas 200 mil personas ya han abandonado la ciudad, en su inmensa mayoría kurdos que se han dirigido hacia Turquía. El enviado especial de la ONU en Siria, Staffan de Mistura, pidió a la comunidad internacional que actúe inmediatamente para defender a la ciudad. Un periodista kurdo dentro de la ciudad aseguró a la AFP que miles de civiles rehúsan abandonar sus hogares.
Según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), la ofensiva yihadista que arrancó el 16 de septiembre se ha cobrado hasta ahora más de 400 vidas en ambos bandos.
El EI ocupó tres barrios del este, luego los combates se extendienron al sur y al oeste de Kobane, también conocida como Ain al Arab (su nombre árabe) frente a combatientes de la Unidades de Protección Popular (YPG), principal milicia kurdosiria. En un abierto desafío, el EI colocó sus banderas negras a unos cien metros al este y al sudeste de la entrada a la ciudad.
«El consejo militar (de la ciudad) ha ordenado a los últimos residentes que se vayan» indicó a la AFP Faruk Hajji Mustafá, uno de los habitantes de la ciudad. Según este testigo, los combatientes kurdos ya perdieron «todas las posiciones estratégicas» pero «siguen siendo optimistas» porque «conocen de memoria la geografía de Kobane».
El avance del EI coloca a Turquía en primera línea del conflicto. Las Fuerzas Armadas turcas recibieron la semana pasada la autorización para intervenir en territorio de Siria y de Irak, pero hasta ahora no lo han hecho. Estados Unidos y los otros aliados de la coalición descartaron por el momento cualquier intervención terrestre.
Los aviones de la coalición dirigida por Estados Unidos atacaron cinco posiciones del grupo yihadista, informaron fuentes militares estadunidenses. Cada uno de los bombardeos fue acogido con aplausos y gritos de alegría de las pocas decenas de civiles kurdos que se congregaron en el lado turco para presenciar los combates.
Pero un responsable kurdo, Idris Nahsen, lamentó que los ataques sean «insuficientes para derrotar a los terroristas en tierra», y pidió armas y municiones. Numerosos habitantes de esta ciudad habían escapado por temor a las represalias de esos yihadistas que siembran el terror en las regiones que controlan en Siria, y también en Irak, donde han cometido violaciones, ejecuciones, persecuciones y otras atrocidades.
La ofensiva del EI obligó al éxodo a unos 300 mil habitantes, 180 mil de los cuales encontraron refugio en Turquía. Irán también denunció de nuevo «la pasividad de la comunidad internacional» y pidió apoyo para el gobierno de Damasco.
Un franciscano y varios cristianos fueron por otra parte capturados el lunes en la aldea de Quonya (noroeste) por el Frente Al Nosra, la rama siria de Al Qaeda. En el vecino Irak, el ejército estadunidense utilizó por primera vez helicópteros en su lucha contra el EI, lo que significa una escalada en la gestión del conflicto y expone a mayores peligros a los soldados estadunidenses.
Australia, Bélgica y Holanda realizaron en las últimas 24 horas sus primeras misiones aéreas para la coalición en Irak.
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