El diputado José Alberto Martínez Carrillo propuso reformar la Ley de Protección al Ambiente y la Ley de Prevención, Mitigación y Adaptación del Cambio Climático, ambas del Estado, con el propósito de establecer una idea más clara y brindar certeza jurídica a los llamados corredores biológicos en el marco legislativo de Baja California, ya que –dijo- favorecen y facilitan la migración, el intercambio genético y la adaptación natural de la biodiversidad.
Durante la lectura de la exposición de motivos, el legislador del Partido Nueva Alianza definió al corredor biológico como la “ruta geográfica que permite el intercambio y migración de las especies de flora y fauna silvestre dentro de uno o más ecosistemas, cuya función es mantener la conectividad de los procesos biológicos para evitar el aislamiento de las poblaciones”.
En ese sentido, Martínez Carrillo subrayó que dichos corredores son de la mayor importancia, ya que actualmente el cambio climático sucede con más velocidad en comparación que cambios climáticos anteriores.
Indicó que los ecosistemas han sido substancialmente transformados, lo cual ha creado obstáculos para que las especies modifiquen o adecuen su distribución como medida adaptativa ante el calentamiento del planeta, por lo que es prioritario generar la conectividad de los ecosistemas para permitir la adaptación de la diversidad biológica.
El presidente de la Comisión de Medio Ambiente afirmó que “el desarrollo y consolidación de mecanismos de protección en zonas de conectividad biológica entre áreas territoriales con una biodiversidad valiosa, constituye una política esencial para el éxito de las propias áreas naturales protegidas del Estado de Baja California, y para la conservación ex situ que se requiere promover en todo el país”.
Por lo anterior, el diputado José Alberto Martínez resaltó la necesidad de que los corredores biológicos cuenten con una certeza y estructura jurídica, lo que asegure con ello la gestión eficiente y eficaz en la conservación, protección y restauración de los mismos, así como el aprovechamiento sostenible del capital natural a través de acciones que promuevan la conectividad de los ecosistemas, además de que sean considerados en los programas de ordenamiento ecológico tanto estatales como municipales, y como medidas de adaptación de la biodiversidad ante el cambio climático.
Por último, indicó que un caso de éxito de política pública es el “Corredor Biológico Mesoamericano”, el cual ha demostrado que éstos son herramientas útiles de manejo durable para la conservación de la biodiversidad y, sobre todo, que es posible conciliar el cuidado de la naturaleza con un beneficio económico sensato y sustentable para sus pobladores.
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