El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, defendió hoy en la ciudad de Las Vegas sus acciones ejecutivas en materia migratoria, ante un público entregado que gritaba en español: «Sí se puede».
El mandatario, rodeado de varios de los líderes del Congreso que han trabajado para lograr una reforma migratoria, insistió en que si los republicanos hubieran permitido un voto de ese texto legislativo, ahora sus medidas no hubieran sido necesarias. «Este es solo un primer paso. Todavía necesitamos una ley», reiteró Obama entre ovaciones.
El paquete de medidas anunciadas el jueves ,para regularizar a varios millones de inmigrantes no autorizados a permanecer en Estados Unidos, constituye el «primer paso» para resolver la cuestión, afirmó hoy el presidente, Barack Obama.
«La verdad es que no todos podrán calificar para las medidas. La verdad es que aún vamos a tener que aprobar una ley. Este es apenas el primer paso, no el único paso», dijo Obama durante un discurso ante una multitud que reunía a defensores de los inmigrantes.
Las medidas anunciadas por Obama podrían beneficiar a unos cinco millones de inmigrantes en situación irregular, pero el resto aún deberá esperar que el Congreso adopte una ley general.
El mandatario insistió en que la política de ignorar o deportar inmigrantes irregulares «no es realista. Nosotros no somos así. La mayoría de los indocumentados son personas buenas y decentes».
Por eso, el gobierno espera que «las personas que están aquí acepten las reglas del juego». Mientras Obama hablaba en Las Vegas, la Casa Blanca en Washington divulgó las dos primeras medidas firmadas por Obama.
La primera, una resolución ejecutiva de cuatro páginas, decretó la creación de un grupo especial de alto nivel que presentará opciones para facilitar la integración de inmigrantes y refugiados en la sociedad estadunidense.
El documento determina que el grupo estará formado por los principales secretarios (ministros), incluyendo los Estado, Justicia, Comercio, Trabajo, Educación, Salud y Desarrollo Urbano.
La función central de esa comisión será «revisar las políticas y programas» oficiales e identificar acciones «que puedan ser aplicadas para aumentar relaciones significativas entre los nuevos estadunidenses y la comunidad que los recibe».
La segunda medida determina que en un plazo de 120 días el Departamento de Seguridad Interna (DHS) coordinará la revisión de todo el sistema de otorgamiento de visas, que contemple a trabajadores inmigrantes altamente calificados.
Se estima que en la actualidad existen 11.2 millones de inmigrantes no autorizados en Estados Unidos. El Senado aprobó en 2013 un proyecto de ley de reforma del sistema migratorio, que incluía la posibilidad de obtener la ciudadanía estadunidense al cabo de un proceso de catorce años. Sin embargo, el proyecto nunca fue siquiera discutido en la Cámara de Representantes, controlada por el opositor Partido Republicano.
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