Cuba y Estados Unidos iniciaron hoy su primera reunión en la que definirán los pasos a seguir en el proceso de normalización de las relaciones diplomáticas que incluye la reapertura de embajadas en Washington y La Habana.
Estas negociaciones estarán lideradas por la directora para EE.UU. del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Josefina Vidal; y la secretaria de Estado adjunta para Latinoamérica, Roberta Jacobson, que es la funcionaria estadounidense de mayor nivel que visita la Cuba en décadas.
Delegaciones de ambos países ya mantuvieron contactos ayer, unas conversaciones centradas en el diálogo migratorio, el principal foro de intercambios oficiales que ambos países mantenían antes del anuncio del restablecimiento de las relaciones del pasado 17 de diciembre.
Pero hoy será el primer día que comiencen a tratar asuntos políticos y diplomáticos, con la reapertura de sus respectivas legaciones, cerradas en 1961 cuando ambos países rompieron sus relaciones, como uno de los asuntos prioritarios.
En esta discusión Estados Unidos quiere tratar las cuestiones “técnicas y logísticas” para la reapertura, como la eliminación de los límites al personal diplomático estadounidense, las restricciones al movimiento de miembros de la misión o las dificultades para recibir envíos del exterior.
Hemos conversado sobre los principios sobre los cuales deben ser restablecidas nuestras relaciones diplomáticas (…). Hemos también intercambiado sobre los pasos que debemos dar para oficializar el restablecimiento de relaciones, hemos intercambiado propuestas de cuáles son esos pasos, (y) ambas delegaciones hemos tomado nota sobre las propuestas de cada una”, dijo a la prensa al cabo de casi tres horas de pláticas el número dos de la delegación cubana, Gustavo Machín.
La normalización de lazos se basará en las Convenciones de Viena sobre relaciones diplomáticas, señaló Machín, quien indicó que las conversaciones se han desarrollado en un “ambiente distendido”, pero aclaró que “en una sola reunión todos los temas no pueden ser acordados”.
Hasta ahora, los diplomáticos estadounidenses tienen que pedir permiso si quieren salir de la capital cubana, igual que los diplomáticos cubanos en Washington.
Por su parte, Cuba defiende que el restablecimiento de relaciones debe basarse en los principios del derecho internacional, en el respeto recíproco al sistema político y económico de cada uno de los países y evitar cualquier tipo de injerencia en asuntos internos.
Es previsible que la isla también reclame que Estados Unidos la excluya de su lista de países patrocinadores del terrorismo, donde figura desde 1982, como uno de los primeros pasos para avanzar en su deshielo diplomático.
El propio presidente estadounidense, Barack Obama, ha pedido a su secretario de Estado, John Kerry, que revise la inclusión de la isla en ese listado, por lo que esa demanda podría materializarse pronto.
El diálogo entre ambos países inaugurado ayer se desarrolló en un “clima de respeto” y “diálogo constructivo”, según afirmaron desde ambas partes, pero salieron a relucir viejas discrepancias que los dos países mantienen desde hace años sobre las políticas migratorias que Estados Unidos aplica a Cuba.
La Habana reiteró su demanda para derogar la Ley de Ajuste Cubano, vigente desde 1966, que privilegia a los cubanos que llegan a Estados Unidos al otorgarles la residencia un año después; así como su política de “pies secos/pies mojados”, que permite quedarse legalmente en el país a los que llegan a tierra mientras que los cubanos interceptados en el mar son devueltos a la isla.
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