La izquierda gobernante confirmó su supremacía en Uruguay el domingo y se encamina a su tercer mandato consecutivo, con mayoría parlamentaria, tras una elección en la que el oficialista Tabaré Vázquez quedó a un paso de suceder al presidente José Mujica.
Con el 99.6% de los votos escrutados, Vázquez suma el 47.2% de los sufragios y queda en clara ventaja para vencer en una segunda vuelta el 30 de noviembre al centroderechista Luis Lacalle Pou, que culminó segundo con el 30.5% de los votos.
«Hoy está prácticamente confirmada la mayoría parlamentaria», dijo a la AFP la presidenta del oficialista Frente Amplio (FA). El resultado debe aún ser confirmado por la Corte Electoral al finalizar el segundo escrutinio recién el fin de semana.
Vázquez, oncólogo de 74 años que en 2005 se convirtió en el primer presidente de izquierda de Uruguay, rompió los pronósticos de las encuestadoras con una casi segura mayoría parlamentaria que permitirá a su partido completar 15 años de control absoluto en el parlamento.
Una mayoría que la última década le permitió aprobar reformas fiscales y de la salud, o leyes como la despenalización del aborto y la regulación del mercado de la mariguana.
Precisamente la legalización de la mariguana, que habilitó el cultivo en hogares y clubes y la venta en farmacias -instancia aún no implementada- es rechazada por Lacalle Pou, que ha indicado que solo apoya el autocultivo pero no la venta por parte del Estado.
Sin la posibilidad de ser reelecto por la Constitución, que prohíbe dos mandatos presidenciales consecutivos, Mujica, un presidente que alcanzó fama planetaria durante su mandato, confirmó sus altos niveles de aceptación al convertirse en el candidato a senador más votado.
Poco amigo de convencionalismos, este ex guerrillero de 79 años, llamó la atención del mundo con su austeridad y discurso contra el consumismo. Pero durante su gestión recibió críticas por no haber concretado mejoras en la educación, la salud y la inseguridad, los temas que más preocupan a la sociedad uruguaya y que se convirtieron en los dardos utilizados por la oposición.
Vázquez evaluó que su triunfo «es un enorme reconocimiento a nueve años de gobierno del Frente Amplio y a nuestro proyecto de país». Uruguay, de 3.3 millones de habitantes, cerró en 2013 su undécimo año consecutivo de expansión de su economía, tiene un desempleo en torno al 6% y ha registrado una fuerte caída de la pobreza en la última década.
El candidato del oficialismo propone mantener los lineamientos en macroeconomía y reducir la carga tributaria a nivel global disminuyendo los impuestos indirectos (inflación).
El ex presidente ya abrió la puerta a acuerdos para gobernar: «Más allá de las mayorías parlamentarias siempre el camino será buscar el encuentro de diálogo», enfatizó. Vázquez «no solo es favorito sino que es el seguro ganador», dijo a la AFP Rafael Piñeiro, doctor en Ciencia Política de la Universidad Católica del Uruguay.
En la vereda de enfrente, Lacalle Pou «tiene que salir a remar con la corriente en contra», señaló el lunes Gerardo Caetano, doctor en historia y director académico del Centro de Formación para la Integración Regional (CEFIR) de Uruguay.
El candidato del Partido Nacional, de 41 años e hijo del ex presidente Luis Alberto Lacalle (1990-1995), tiene por delante la difícil tarea de desplazar a la izquierda del poder.
Con un discurso poco confrontativo, propone entre otras medidas bajar el gasto público mejorando la eficiencia estatal, ajustar el impuesto a las personas físicas y que los salarios estén ajustados a la productividad.
Aunque ya recibió el respaldo explícito del candidato del centroderechista Pedro Bordaberry, la magra votación de éste último, tercero con 12.7% de los votos, lo coloca en clara desventaja.
«Es un fracaso bastante grande del Partido Colorado y de los partidos tradicionales en general como proyecto de reemplazo», aseguró a la radio el doctor en Ciencia Política Daniel Chasquetti.
Juan Carlos Doyenart, director de la consultora Interconsult, advirtió también que «para ganar Lacalle Pou va a necesitar más que los colorados. Va a necesitar también los votos del Partido Independiente (PI, centroizquierda)».
Con eso en la mira, Lacalle Pou reafirmó que el objetivo es «llegar al gobierno» y adelantó que buscará alianzas con otros partidos que aún no definieron su posición, como el minoritario PI. El PI, que se presentó como «la otra izquierda», suma el 3.02% de los sufragios, con el que obtendría tres diputados y por primera vez una banca en el Senado.
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