Decenas de soldados que trataban de defender un aeropuerto de Bengasi murieron y decenas más fueron heridos en atentados con coches bomba y enfrentamientos con islamistas, anunció el viernes el ejército, mientras la ONU amenazaba con sanciones.
Libia se ha sumido en el caos desde que su líder Muamar Gadafi fue derrocado en una sublevación hace tres años, y las autoridades interinas deben enfrentar a poderosas milicias que lucharon para destituirlo.
Los soldados muertos el jueves en combates alrededor del aeropuerto de Bengasi eran leales a un importante ex general, Khalifa Haftar, que lanzó una campaña militar contra la milicia islamista en mayo.
Treinta y seis soldados murieron el jueves y más de 70 fueron heridos en tres atentados con coches bomba, así como en enfrentamientos entre el ejército e islamistas, declaró a la AFP un portavoz militar.
Dos coches bomba explotaron cuando un convoy militar viajaba cerca del aeropuerto, matando a tres soldados, dijo el portavoz. Una tercera bomba estalló poco después en las cercanías. Las explosiones fueron seguidas por violentos combates en el barrio de Benina, que da su nombre al aeropuerto.
Las fuerzas leales a Haftar dijeron que habían obligado a retroceder a los combatientes islamistas que lanzaron el asalto, agregando que los atacantes habían sufrido «fuertes pérdidas» en personal y equipos.
El parlamento de Libia, que fue elegido en junio, es reconocido por la comunidad internacional pero es impugnado por las milicias que controlan a Trípoli, la capital, y por islamistas que ocupan la mayor parte de la ciudad de Bengasi (este).
En Bengasi, la cuna del levantamiento contra Gadafi, se registran regularmente no sólo enfrentamientos, sino también asesinatos de miembros de las fuerzas de seguridad, militantes políticos y periodistas.
Los islamistas tratan desde septiembre de apoderarse del aeropuerto de Bengasi, el último bastión de la ciudad en manos de las fuerzas leales al ex general Haftar.
Los soldados que responden a Haftar fueron empujados fuera de la ciudad, instalándose en posiciones afuera de Bengasi y lanzando ocasionalmente ataques aéreos contra blancos islamistas.
Un reciente informe de la organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW) afirmó que en lo que va del año más de 250 personas fueron asesinadas en Bengasi y Derna (este), dos bastiones de los islamistas radicales. Nadie ha reivindicado estos asesinatos que podrían ser considerados «crímenes de guerra», según HRW.
El miércoles, milicianos del Consejo Revolucionario de la Shura, que incluye al grupo islamista Ansar al Sharia, lanzaron un nuevo ataque contra el aeropuerto, que tiene pistas de despegue tanto civiles como militares. Washington considera que Ansar al Sharia es una organización terrorista.
En Nueva York, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU) amenazó el jueves con imponer sanciones a aquellos que rechazan la paz en Libia, en un intento de apuntalar unas negociaciones auspiciadas por el organismo para terminar con la violencia.
Los quince miembros del consejo «expresaron estar listos para usar sanciones precisas, incluyendo el congelamiento de activos y prohibiciones de viaje, contra individuos o entidades que amenacen la paz y la estabilidad en Libia o que socaven su transición política».
El enviado especial de la ONU, Bernardino Leon, mantuvo la primera ronda de conversaciones con políticos rivales libios el 29 de septiembre, que el consejo describió como un «paso importante» hacia una resolución pacífica en Libia.
Pero la milicia Fajr Libia que controla Trípoli rechazó las conversaciones y declaró en un comunicado que continuará sus operaciones militares.
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