El Gobierno informó hoy de que ha cerrado los tres refugios para niños centroamericanos que estableció temporalmente en bases militares en California, Texas y Oklahoma, debido al aumento de capacidad en otras instalaciones y al descenso en el número de menores que cruzan la frontera sur.
Las autoridades cerraron el pasado 6 de agosto el refugio en la base de Fort Sill en Oklahoma, el 7 de agosto la base naval de Ventura en California y el 9 de agosto la base conjunta de San AntonioLackland en Texas, dijo a Efe un portavoz de la Administración para Familias y Niños (ACF), Kenneth J. Wolfe.
«Para gestionar de forma prudente sus recursos, la Administración para Familias y Niños ha suspendido todos los programas de refugio temporales para los niños inmigrantes no acompañados», indicó el portavoz de esa agencia, que pertenece al Departamento de Salud y Servicios Humanos.
«Todos los menores no acompañados a los que se proporcionaba cuidado en esos refugios temporales han sido transferidos a refugios del programa estándar para niños no acompañados o entregados a cuidadores mientras esperan a que se resuelva su proceso migratorio», agregó Wolfe.
Los refugios en las bases militares se abrieron entre mayo y junio para hacer frente a la llegada masiva de niños centroamericanos solos a la frontera sur y llegaron a albergar a más de 7.000 niños en total.
«Hemos podido dar este paso porque hemos aumentado de forma proactiva nuestra capacidad para cuidar a los niños en los refugios estándar, cuyo coste es significativamente menor. Al mismo tiempo, hemos visto un descenso en el número de niños que cruzan la frontera suroeste», explicó Wolfe.
El número de menores sin acompañantes adultos aprehendidos en la frontera sur del país se redujo notablemente en julio, hasta los 5.508 casos, frente a los más de 10.000 de mayo y junio, según informó la semana pasada el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés).
Desde octubre, casi 63.000 niños, la mayoría procedente de Honduras, El Salvador y Guatemala, han sido detenidos tratando de cruzar en solitario lo que ha generado una crisis humanitaria sin precedentes en la frontera sur que ha sobrepasado la capacidad de gestión por parte de las agencias federales.
El presidente Barack Obama solicitó al Congreso 3.700 millones de dólares en fondos especiales para hacer frente a la situación y aumentar la capacidad en los refugios, pero los legisladores no han aprobado por ahora esa petición, por lo que algunas agencias han reubicado fondos de otras tareas para afrontar la crisis.
La ley prohíbe al Departamento de Seguridad Nacional deportar a los niños inmigrantes si el país del que proceden no comparte una frontera con EE.UU., por lo que esa sólo es una opción si los menores proceden de México, pero no si vienen de Guatemala, Honduras o El Salvador, como la gran mayoría de los que llegan.
En el caso de los niños centroamericanos, en las 72 horas siguientes a su captura deben ser transferidos al cuidado del Departamento de Salud y Servicios Sociales, que se encarga de su cuidado mientras dura el proceso judicial para su deportación, que puede durar meses o años.
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