Tal y como se propuso en el nombre de la coalición electoral que lo postuló como su candidato a la gubernatura del estado, Jaime Bonilla Valdez, antes de tomar posesión al frente de la oficina mejor refrigerada del edificio del Poder Ejecutivo de la entidad está “haciendo historia” al convertirse en protagonista principal de un episodio que ha acaparado la atención de todas las fuerzas políticas, como lo es la reforma constitucional del Congreso del Estado de Baja California para prolongar de 2 a 5 años el próximo periodo de la gubernatura.
Quizá nunca se imaginó el ahora gobernador electo que de pronto se vería inmerso en un torbellino de declaraciones y posturas encontradas, no sólo de sus adversarios políticos, sino entre las corrientes que se mueven al interior de la formación política en la que milita y que lo hizo candidato triunfador, Morena, donde ya se venían registrando fricciones y conflictos cupulares entre las cabezas de grupos que aspiran a suceder a la actual dirigente nacional Yeidckol Polevnsky, que se ha mantenido firme en su postura original de apoyo a la reforma constitucional local.
Y es que de pronto todos los ojos del país voltearon a ver lo que estaba pasando en esta entidad fronteriza, lo cual no sucedió con la derrota del PAN, el partido gobernante que por 30 años mantuvo su dominio en la entidad, después de haber logrado la primera alternancia del poder estatal y acabar con lo que se conoció como sistema de partido único.
Está claro que será finalmente la Suprema Corte de Justicia la que resuelva sobre la cuestión de fondo y la validez jurídica de esta reforma, pero mientras, muchos actores políticos han estado bus-cando la manera de sacar raja, con la bandera unos de la democracia, otros de la no reelección presidencial, otros del combate a la corrupción, otros del pacto federal, etc…
La corriente más radical ha dicho que podría incluso solicitarse la desaparición de poderes y la inhabilitación del gobernador electo, dando por sentado que él promovió y forzó la reforma, ante lo cual el también senador con licencia no se intimidó y pidió respeto a las decisiones que el Congreso local ha tomado, en un tono firme y haciendo énfasis en los temas que vienen afectando a la entidad y toda la región fronteriza por el centralismo tan ancestral como poco democrático.
De este modo, se puede advertir que resuelva lo que resuelva la Suprema Corte de Justicia, sobre los recursos legales que se vienen presentando, el gobernador electo antes de tomar formal-mente la estafeta, hay quienes lo miran como un caudillo justiciero que demanda más tiempo en el poder para conducir a la entidad por mejores derroteros, pero otros lo ubican como el villano de la película que busca estirar ilegítimamente el mandato popular.
Quiérase o no, es así como viene discurriendo la historia de esta entidad fronteriza, en donde cada tanto tiempo surgen liderazgos que confrontan el estado de cosas, y por lo visto Jaime Bonilla decidió ser uno de ellos. Esperemos que sea para bien y que finalmente la sangre no llegue al río, de modo que los bajacalifornianos sepan apreciar que ante la crispación que el tema ha producido, la unidad será fundamental luego del veredicto de la Suprema Corte, ya sea que resuelva por 2 años o por 5 años la duración de la gubernatura venidera.
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