Tijuana en la Década de 1920: Epicentro de entretenimiento y desenfreno.
En la década de 1920, Tijuana emergió como un verdadero epicentro de entretenimiento y desenfreno, atrayendo a multitudes de turistas estadounidenses y canalizando cantidades exorbitantes de dinero a través de sus establecimientos de ocio.
Esta época, marcada por la Ley Seca en Estados Unidos, vio cómo Tijuana se convertía en el refugio de aquellos que buscaban evadir las restricciones impuestas en su país.
Según un artículo del diario de Montana de octubre de 1925, el gasto anual de los turistas en Tijuana superaba los 20 millones de dólares, una suma considerable para la época.
Dicho flujo de dinero no sólo beneficiaba a los empresarios locales, sino que también tenía un impacto económico significativo en el sur de California, ya que muchos comerciantes y banqueros de la región se beneficiaban indirectamente de esta afluencia de capitales.
La vida social en Tijuana estaba marcada por una oferta de ocio diversa y atractiva. Los establecimientos más populares combinaban bares con una amplia selección de licores, restaurantes, salones de baile y pistas para espectáculos variados. Algunos, más exclusivos, incluían juegos de azar y peleas de boxeo. Durante este período, se autorizaron catorce sitios para explotar juegos de azar, aunque no todos operaban simultáneamente.
Entre los casinos más destacados estaban el Sunset Inn, el Montecarlo, el Tivoli y el Foreign Club. El Sunset Inn, por ejemplo, tenía capacidad para mil personas y ofrecía una amplia gama de juegos, incluyendo catorce mesas de cartas, once de ruleta, diez de dados y ocho para otros juegos.
Por su parte, el Montecarlo se destacaba con sus 60 mesas en 1922, de las cuales 12 eran de ruleta. A finales de 1923, este establecimiento se había convertido en el más concurrido de la ciudad, conocido por la liberalidad con que los jugadores gastaban su dinero.
Este panorama de opulencia y entretenimiento en Tijuana durante los años 20 no solo refleja una época de auge económico y turístico para la ciudad, sino que también habla de una compleja interacción cultural y social con sus vecinos del norte. La Ley Seca en Estados Unidos y las políticas más permisivas en México crearon un contraste que definió a Tijuana como un oasis de libertad y exceso en una era de restricciones y prohibiciones.
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