Tras la tormenta, cientos de personas -lugareños y turistas- irrumpieron en tiendas de autoservicio para saquear agua, comida y artículos de primera necesidad, pero también bebidas alcohólicas y electrodomésticos, sin que ninguna autoridad interviniera.
«La turba manda por delante a mujeres y niños, y no tenemos autorización para disparar a civiles, que sería la única forma para detenerlos», dijo a la AFP Guillermo Marrón, director de Seguridad Pública y Transito Municipal de Los Cabos.
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