Como si el ébola y el sarampión no fueran suficientes, la población y autoridades de salud de Estados Unidos se encuentra ante otro problema, que es todavía un enigma: la misteriosa parálisis repentina de más de 100 niños en 34 estados de todo el país.
Con una edad promedio de ocho años, los 103 niños paralizados reportaron debilidad en las extremidades de una mitad del cuerpo, algunos de ellos disfunción del nervio craneal motor, estado mental alterado y convulsiones.
Debido a que gran parte de ellos reportaron haber tenido alguna enfermedad respiratoria o fiebre antes de los síntomas neurológicos, los médicos relacionaron en primera instancia estos casos de parálisis con el brote de enterovirus D68, un virus que provoca síntomas parecidos al resfriado y el polio, contra el cual no existe un tratamiento específico ni antivirales.
Sin embargo, según informaron los Centros de Prevención de Enfermedades (CDC), luego de realizarse una prueba de líquido cerebroespinal a 71 de los menores con la llamada mielitis flácida aguda, ninguno salió positivo para el enterovirus.
De 86 casos pacientes de los que se proporcionó su historial médico, un 76 por ciento estaba completamente sano antes de experimentar la parálisis, 10 por ciento tenían enfermedades como asma.
Y aunque no se han reportado muertes, los especialistas aceptan encontrarse frente a un misterio médico. La doctora Mary Anne Jackson, jefa de enfermedades infecciosas en el Hospital Infantil Mercy dijo a The Atlantic: “Ahora mismo tenemos dos escenarios, y no tenemos idea cómo están relacionados”.
Hasta el momento sólo uno de los niños se ha recuperado totalmente, y cerca de dos tercios de los casos están un poco mejor.
Ante esto, los CDC continúan con la investigación de los factores de riesgo y causas de este padecimiento, y recomendaron la vacunación como manera de prevenir “un buen número de enfermedades severas”.
Asimismo sugieren protegerse de otras enfermedades virales e infecciosas con la adecuada higiene, lavarse las manos con agua y jabón, evitar el contacto con personas enfermas y desinfectar las superficies constantemente.
El año pasado EU vivió una plaga de enterovirus D68 que coincidió con el inicio del ciclo escolar, que puso a por lo menos 11 estados en alerta sanitaria.
Ésta es una infección viral poco común, cuyo registro se conoce desde 1962 cuando se dieron cuatro casos en niños de California, enfermos de bronquitis y neumonía, sin embargo, desde su descubrimiento y hasta 2005, el CDC sólo había registrado 26 reportes al respecto.
Los primeros síntomas del virus son muy parecidos a los del resfriado común, sin embargo después puede provocar tos, sibilancias, hipoxemia (disminución de la presión de oxígeno en la sangre), erupciones en la piel, enfermedad neurológica y dificultad para respirar, en mayor grado para aquellos niños que ya sufren de asma u otros problemas respiratorios.
Tras lo que parecen ser secuelas del brote de agosto pasado, expertos buscan ya la respuesta. El Dr. Benjamin M. Greenberg del Centro Médico de la Universidad del Suroeste de Texas, dijo al New York Times que solicitará financiación para investigar si el culpable de todo esto es el sistema inmunológico.
Asimismo, en la Universidad Johns Hopkins están reclutando ya a niños con parálisis motora y a sus hermanos, ambos con riesgo de haber estado expuestos al enterovirus en 2014, y así resolver si existe alguna mutación genética.
En este punto, no está claro si la parálisis seguirá afectando a grupos de niños. Pero esa posibilidad hace deducir su causa en una prioridad.
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