Con la inminente llegada de la Transmisión Digital Terrestre (TDT) a Mexicali, aunque todavía no hay fecha definida, un problema serio a la salud se viene a la región. Y es que un tema que no se tomó en cuenta fue el proceso que tiene que dárseles a las televisiones análogas que con la llegada de la nueva señal quedarán obsoletas.
El famoso «apagón analógico», que ya se ha dado en otros puntos del país, estaba programado para el pasado noviembre en Mexicali, sin embargo, por problemas de logística que no se especificaron por la entidad responsable de la introducción de la TDT, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel), no se llevó a cabo en la fecha pactada.
Aún así el peligro para la salud que puede llegar a representar estos aparatos electrónicos, que se encuentran llenos de químicos y sustancias nocivas, sigue latente, de esta manera lo explicó Carmen Elizabeth Muñoz, coordinadora de Fundación Hélice, asociación civil que se encuentra realizando una campaña de recolección de aparatos electrónicos y electrodomésticos denominada Recolectra.
La licenciada manifestó que un televisor análogo tiene compuestos que en contacto con el organismo pueden generar intoxicaciones, irritaciones en la piel, problemas en los ojos, mareos, diarrea o dolores de cabeza. Tal es el caso de metales pesados como el carmio y el plomo, que se encuentran en la pantalla de este tipo de televisiones.
Estos compuestos, además, contaminan su alrededor, como el suelo, el subsuelo (en casos extremos pueden llegar a mantos acuíferos), la vegetación y la fauna que se encuentra cerca. Esto ocurre cuando los aparatos son sacados y «arrumbados» en los patios de las viviendas, lugar donde el contacto con agentes naturales como el sol, el viento y la humedad desgastan las cubiertas plásticas y dejan que se propaguen en el ambiente estas sustancias.
La entrevistada aseguró que con la llegada del «apagón analógico» a Mexicali, esta situación se puede volver un problema de salud pública serio.
Mexicali, lugar de televisores obsoletos
Sin embargo, la miembro de Fundación Hélice señaló que la entrada de la TDT no es el suceso que desencadenó el problema en la capital de Baja California. La situación geográfica, la situación económica y las mismas costumbres mexicanas han provocado el problema de la acumulación de chatarra electrónica en los hogares cachanillas.
Indicó que el estar en frontera con los Estados Unidos y la cierta facilidad de adquirir televisores digitales en comercios del vecino país generan que constantemente se renueven estos aparatos entre las familias locales. Los cuales, por cierto, cuentan en sus costos con un impuesto del Gobierno norteamericano con el que se garantiza su reciclaje, pero esto es pensando en que es un ciudadano estadounidense el que lo adquiere.
Este constante cambio de electrónico, sumado al apego que siempre han demostrado los mexicanos hacia los objetos (de cualquier tipo) provocan que los televisores que se dejan de utilizar no sean objeto de proceso de confinamiento adecuado. Uno en el cual se separan sus partes, las que puedan se rehúsan, los componentes químicos se extraen y se aíslan adecuadamente y finalmente los residuos pesados son alejados de ambientes naturales para que no causen daños. Todo es un procedimiento delicado y son pocos los lugares en la región que se encuentran certificados para realizarlo.
Estos inconvenientes colocan a Mexicali en la mira de diversas organizaciones y programas internacionales que se dedican a la recolección de desechos de esta clase y con los que Hélice trabaja coordinadamente. Por ejemplo el Departamento de Protección al Ambiente de los Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) y la Comisión Cooperativa Ecológica Fronteriza (COEF) con sede en Ciudad Juárez.
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