Según cifras oficiales, la reforma energética incrementará entre 2% y 3% adicionales el Producto Interno Bruto (PIB) del país, un hecho que beneficiará la industria ferrocarrilera de adaptarse a su nuevo rol y a una intensa demanda.
“El tema de la energía y el ferrocarril es el futuro y el presente”, refirió David Eaton, director Comercial de Kansas City Southern de México (KCSM), quien calcula que a partir de 2040 habrá cerca de 27 mil plataformas de fractura hidráulica en activo.
Con el avance del fracking se prevé que las explotaciones lleguen a rincones del país actualmente inexplorados y donde, por las peculiaridades del proceso, el tren puede ser el aliado perfecto:
“La red del ferrocarril llenará este espacio al ofrecer más flexibilidad y oportunidades de fraccionar y cambiar de dirección”, explicó Eaton.
KCSM calcula que por cada perforación hidráulica –hasta 20 por plataforma-se necesitarán entre cuatro y seis carros de Oil Country Tubular Goods (OCTG), un carro de barita y entre 15 y 40 carros de arena sílica.
Ferromex es buen conocedor de la oportunidad que puede suponer, pues la línea corta del ferrocarril Texas-Pacífico movió a principios del año 2000 entre dos mil 500 y cuatro mil carros anuales, mientras que en los últimos tres años, con el boom de reservas de gas shale y petróleo en esta región, maneja 28 mil unidades y prevé llegar a las 50 mil en corto plazo.
A pesar de las evidentes oportunidades, habrá que hacer frente a un importante reto: el déficit de equipo: “En Estados Unidos hay un déficit de 20 mil unidades y esto impactará en Méxicocuando se empiecen a mover tuberías, arena, etcétera”, dice Mauricio Fabre, director de CRU Trading.
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