Michael Brown, Tamir Rice, Eric Garner: negros no armados recientemente ultimados por policías blancos, representan casos abandonados por jurados locales que suscitan dudas sobre su consideración a nivel federal.
Con la intención de aplacar la cólera de la comunidad afroamericana y mostrar que las cosas avanzan, el fiscal general Eric Holder reconoció el jueves un «uso excesivo de la fuerza» por parte de la policía de Cleveland (Ohio), donde un niño negro fue muerto por un oficial de policía en noviembre pasado.
El mismo jueves, luego de que las actuaciones judiciales del estado de Nueva York fueran clausuradas, Holder anunció la inmediata apertura de una investigación de alcance nacional sobre posibles motivaciones racistas en la muerte de un padre de familia negro en Staten Island a manos de policías blancos en julio.
Holder prometió «una investigación, independiente, profunda, justa y rápida», en un esfuerzo evidente por calmar los ánimos de manifestantes que en cada vez mayor número critican una justicia a dos velocidades.
«¿Rápida?», se pregunta el profesor de Derecho Paul Cassell. «Desgraciadamente los antecedentes del Departamento (de Justicia) en casos recientes, altamente mediatizados, no inspiran confianza», afirma.
Bajo la primera presidencia de un afroamericano de la historia del país —Barack Obama—, el Departamento de Justicia no adoptó ninguna decisión en su investigación sobre la muerte de un joven negro, Trayvon Martin, en un suburbio de Miami, a quien dos años atrás, un vecino hispano le disparó aduciendo legítima defensa.
El fiscal general abrió investigaciones similares sobre eventuales violaciones de derechos civiles en la muerte de Michael Brown, un adolescente negro baleado en agosto en Ferguson (Misuri), y en la de Tamir Rice, un niño afroamericano de 12 años baleado a fines de noviembre en Cleveland.
También en ese caso, cuando la investigación local fue abandonada en Ferguson, Holder se apresuró a afirmar que la investigación federal continuaba, «rigurosa» e «independiente».
Pero «luego de mucha agitación en los últimos meses, no hemos recibido información sobre las investigaciones federales», recordó Cassell, experto de la universidad de Utah, en un artículo publicado en el diario The Washington Post.
Informaciones filtradas a la prensa sugieren que el Departamento de Justicia no cuenta con pruebas para entablar un juicio por racismo en Ferguson o Miami.
«La ley federal en materia de derechos civiles ha puesto la barra extremadamente alta en este tipo de casos», reconoce Holder, también afroamericano.
Pero «no abandonaremos los casos antes de que se fortalezca la confianza» entre las fuerzas del orden y la comunidad negra, prometió el presidente Obama.
En los cuatro rincones del país, la comunidad negra se enfrenta a las duras imágenes de sus pares muertos por policías blancos: el video del violento arresto en Nueva York de Eric Garner, quien murió durante su traslado al hospital; el cuerpo de Brown en un charco de sangre, abandonado en el piso durante cuatro horas a pleno sol en Ferguson, o las de las cámaras de seguridad que muestran cuando Rice es abatido mientras jugaba con una pistola de juguete en Cleveland.
«Enfrentamos problemas que tienen realmente alcance nacional y que amenazan a todo el país», reconoció Holder el lunes pasado en una iglesia bautista de Atlanta (Georgia), en la que Martin Luther King se dirigía a sus hermanos negros hace más de 50 años.
Pero «como nos lo recordaba el doctor King (…) es solamente cuando está muy oscuro que uno puede ver las estrellas».
«Los lazos rotos deben ser restaurados. Las relaciones que jamás han existido deben ser entabladas», declaró Holder.
Recogiendo la bandera de los derechos civiles, prometió una reforma de la policía, en todas partes, al igual que en Cleveland, donde se espera que las investigaciones confirmen que son necesarias.
Holder anunció también un «fortalecimiento del sistema judicial» para que sea más equitativo.
Por medio de iniciativas nacionales, el gobierno de Obama busca reforzar los lazos entre la policía y la comunidad negra y anunciará pronto «rigurosas restricciones» sobre los controles en base a la apariencia física de quienes sean interpelados por la policía.
«Pero la lucha continúa. Vendrán otras tempestades», advirtió Holder. «Y el camino que tenemos por delante será todo menos fácil y recto».
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