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Llama la inmigración a la puerta de las próximas presidenciales

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Las medidas ejecutivas en materia migratoria decididas por el presidente Barack Obama ya comienzan a sentirse en Estados Unidos más allá de sus efectos sociales y han supuesto un acicate para una suerte de precampaña electoral de cara a las presidenciales de 2016.

Conscientes del peso inevitable y creciente de la comunidad latina en el país, los demócratas se apresuraron esta semana a hacer hemeroteca y dejar grabadas las impresiones negativas de aquellos que se perfilan como posibles candidatos republicanos para ser el próximo inquilino de la Casa Blanca.

El Comité Nacional Demócrata (DNC) lanzó un nuevo anuncio en el que recupera las declaraciones de los senadores Rand Paul y Ted Cruz o el gobernador Scott Walker, tres de los conservadores que podrían presentarse a las primarias por su partido, así como las de los también gobernadores John Kasich y Mike Pence, sobre cuyas posibilidades también se comienza a hablar.

«Los republicanos insisten que quieren hacer algo sobre la reforma migratoria pero por más de 16 meses se han rehusado a hacer su trabajo y aprobar una reforma migratoria integral. En lugar de darnos un voto sobre tan necesaria reforma, los republicanos han votado para deshacerse de DACA y deportar a los ‘soñadores'», dice a Efe Pili Tobar, portavoz del DNC.

Tobar se refería a la Acción Diferida para Llegados en la Infancia (DACA), que desde su entrada en vigor en agosto de 2012 ha evitado la deportación de más de 580.000 jóvenes indocumentados que llegaron a EE.UU. cuando eran niños, conocidos como «soñadores».

Y es que pese a que los hispanos supusieron un elemento clave en la victoria de Barack Obama en 2012, aportando más de 12 millones de votos, de los cuales más del 70 % se decantaron por el mandatario, los republicanos aún no han virado hacia un mensaje más suave que permita reconciliarlos con la comunidad latina.

El entonces candidato republicano a la Presidencia, Mitt Romney, pagó duro las consecuencias de proponer que los latinos recurrieran a la «autodeportación» cuando estaba tratando de lograr el apoyo de las bases conservadores, unas declaraciones que le condenaron más tarde a obtener tan solo el 27 % del voto latino de 2012, un récord negativo.

A finales del verano pasado, la mayoría republicana en la cámara baja forzó el voto de un proyecto de ley para eliminar la Acción Diferida adoptada por Obama como acción ejecutiva para beneficiar a cientos de miles de jóvenes estudiantes indocumentados.

El ala más dura del Partido Republicano, cercana al Tea Party y encarnada en el senador Cruz y el congresista Steve King, lanzó un mensaje agresivo pese a que un grueso del aparato no estaba de acuerdo con la medida, conocedores de la importancia de la gran minoría hispana en las presidenciales.

«Los republicanos aparentemente no aprendieron de Mitt Romney y las consecuencias de apoyar la autodeportación, porque aunque los latinos apoyan la acción ejecutiva migratoria del presidente, los republicanos que están considerando lanzarse para presidente en el 2016 ya están amenazando con cerrar el gobierno o demandar a la Administración para parar la implementación de la acción ejecutiva migratoria», insiste la portavoz.

«Está claro que los republicanos no aprendieron su lección, que no están de lado de las familias latinas e inmigrantes y que no nos apoyan», agrega Tobar.

Obama, que causó una gran decepción entre los hispanos al retrasar sus acciones ejecutivas por las presiones de algunos demócratas que se jugaban la reelección en el Senado, cumplió finalmente su promesa y se quitó de encima el agravio y las consecuentes críticas de no responder a las promesas que había hecho.

Por ello, plenamente sabedora del papel clave que juegan los latinos en las elecciones presidenciales y de su incremento demográfico progresivo como la minoría que más crece del país, la más que probable candidata demócrata a la Presidencia Hillary Clinton no tardó en aplaudir la decisión de Obama la misma noche que hizo su anuncio.

Las medidas unilaterales de Obama, que evitarán la deportación de aproximadamente cinco de los once millones de indocumentados que hay en el país, cuentan con el respaldo del 89 % de los latinos registrados para votar, incluyendo el del 60 % de los latinos republicanos.

Pese a ello, los conservadores continúan con el mismo discurso, e insisten en que la actuación del presidente «ha matado» las posibilidades de lograr una reforma migratoria además de extralimitarse en sus funciones.

El mensaje republicano sigue sin ser lo suficientemente amable hacia una comunidad que en 2016 supondrá el 12 % del electorado, más que suficiente para inclinar de un lado u otro la balanza.

PRD sin Cárdenas es un renovar o morir.

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