Un grupo de personas interrumpió el discurso sobre migración que daba el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en Chicago, al asegurar que estaba lleno de mentiras.
Entre gritos, los inconformes pidieron al presidente detener las deportaciones de inmigrantes ya que son injustas.
El mandatario estadunidense escuchó a los inconformes y posteriormente respondió algunos de los cuestionamientos.
«Te he escuchado y he sido respetuoso, pero ahora deben escucharme a mí. Entiendo que pueden estar en desacuerdo, pero debemos tener la posibilidad de hablar de estos temas», dijo el funcionario a los inconformes.
Tras el incidente, el mandatario pidió al Congreso aprobar la reforma migratoria, ley que aseguró, permitirá resolver el problema de la entrada ilegal de personas a territorio estadunidense.
«Los inmigrantes son buenos para la economía, y estas acciones que estoy promoviendo añadirán 9 billones de dólares, reducirán el déficit, crearán más empleos y mejores salarios», destacó el mandatario.
Dijo que intentará que las familias no se rompan a causa de las deportaciones y aseguró que si bien la ley no puede aplicarse a todas las personas que han entrado de manera ilegal a Estados Unidos, se buscará que la mayoría sean beneficiadas.
«Han habido momentos en que las familias se separan, se rompen y eso no está bien. Hasta que el Congreso haga un arreglo completo, no vamos a separar a las familias. Incluso si no califican completamente vamos a tratar de priorizar las leyes de una forma en que no rompamos familias», dijo Obama.
Aseguró que Estados Unidos no es una nación que «expulse a los soñadores» sino una que utiliza sus talentos para «crear un futuro más brillante para todos».
«Somos una nación que les da la bienvenida como seres humanos, utilizando sus talentos para que el futuro sea más brillante para todos… No somos una nación que expulsa a los soñadores que quieren ganarse su propia parte del Sueño Americano».
La semana pasada, Obama anunció una serie de medidas que permitirán a casi 5 millones de inmigrantes evitar la deportación y conseguir permisos de trabajo.
Las medidas benefician aproximadamente a 45 por ciento de los migrantes que entraron de manera ilegal o que se quedaron en Estados Unidos después de que vencieron sus visas.
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